Gracias por existir

15/06/2017
 Actualizado a 11/09/2019
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Bienvenidas todas las solidaridades del mundo. Bienvenidas las justas e, igualmente, las injustas, si es que alguna solidaridad puede ser injusta, que me cuesta mucho creerlo.

Bienvenido el cerebro dueño de esas piernas que exigen solidaridad con algún golpeado, con algún olvidado, con algún despreciado...

Qué más da con quién se solidaricen. Es solidaridad. Qué más da quién sujeta la pancarta, es desprendida generosidad.

Los olvidos beben en la fuente de la dejación.

Qué más da que la solidaridad sea con los parados, con los explotados, con los desahuciados, con los engañados, con los robados, con los marginados, con los ancianos solitarios, con los dueños de las casas quemadas, con los inmigrantes, con los emigrados, con los desterrados, con los hambrientos, con los maltratados, con las maltratadas, con los enviados a la guerra, con los que les han robado la paz, con los acosados, con los acusados, con aquellos a los que nadie cura, con los que nadie escucha, con vuelva usted mañana, con los que no roban pero sí son robados, con los culpables inocentes, con los culpables de su propia miseria, con los desamparados de todos somos iguales, con los que no tienen casa pero sí derecho a ella, con los niños a los que ponen un carretillo o una escopeta en su mano, con los perros olvidados en una gasolinera, con los gatos pateados en una cuneta, con los tigres con jaula y hambre, con los hombres mono, con los últimos vecinos de cada pueblo, con los ancianos que pasean sin rumbo y mueren solos, con los visitados cada cuatro años y engañados cada cuatro años... con ellos y muchos más.

De su parte... Gracias.
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