Geografía misteriosa

No es extraño que en la tierra de Gil y Carrasco, pionero en España en novela histórica, surjan escritores que sigan sus pasos, renovando el género, mezclándolo con la literatura de misterio y aventura como Manuel Blanco

Manuel Ángel Morales Escudero
22/01/2017
 Actualizado a 05/09/2019
Manuel Blanco firmando uno de sus libros.
Manuel Blanco firmando uno de sus libros.
N oes que se pueda encuadrar exactamente al escritor ponferradino Manuel Blanco como autor de novela histórica, pues su labor cultural va más allá de la de novelista, incluyendo también la de divulgador y documentalista, como en sus obras «Imágenes y palabras de la Semana Santa ponferradina» (2009), «Ponferrada: Fotogramas» (2015) , «Ponferrada: retrato de una ciudad» (2015) o «Nostalgia Ponferrada» (2016).

La novela histórica surge como género en el S. XIX de la mano del movimiento romántico y desde entonces, ha dado interesantes creaciones, evolucionando a lo largo del s. XX hasta ser un género de los más cultivados en el S. XXI. Desde Walter Scott a Mika Waltari, el género es capaz de englobar grandes novelas y se va ramificando. Además del rigor histórico algunos autores introducen el elemento del misterio en las tramas como hace Umberto Eco en «El nombre de la rosa» y más intensamente en «El péndulo de Foucault». Los enigmas ligados a temas recurrentes como El Grial, el Arca de la Alianza, el Temple, que llenan la imaginación de muchos lectores, se ven plasmados en estudios y novelas. La temática templaria es en sí misma un subgénero dentro de la novela histórica.

Las claves de los libros de Atienza alimentan a su vez la narración como en el libro de José Luis Corral «El caballero del templo». Se abre así un terreno abonado para la imaginación y la creación. Lo verdaderamente interesante de la obra de Manuel Blanco Pacios es que integra la temática expuesta anteriormente y es capaz, además,de construir una geografía misteriosa en un terreno conocido como es El Bierzo, conectándolo con los grandes enigmas de la humanidad y abriéndolo al mundo.Así ocurre con su primera novela «El secreto de la fortaleza»(2013). Tengo en mi biblioteca el clásico sobre la fortaleza ponferradina, «El castillo de Ponferrada y los Templarios», del historiador José María Luengo y Martínez . Creía saber bastante sobre nuestra gran monumento pero la novela de Manuel Blanco la dota de una nueva imagen. Pues, ¿cómo no ver con otros ojos el pozo del castillo tras leer la novela? ¿Cómo no mirar la fortaleza entera desde un punto de vista más literario?.

El autor ponferradino trabaja a gusto en la geografía en la que ha nacido. La reviste con su nueva visión envolviéndola en la intriga y el misterio. En esa Tau perfecta que va desde Ucero y cuyos extremos serían Ponferrada al oeste y Monzón al este, el escritor berciano, crea su trama detectivesca que incluye un curioso capítulo centrado en la Guerra de la Independencia española y en la que las conocidas calles de El Paraisín y el Convento de clausura de la Purísimade las madres concepcionistas franciscanas de la calle del Reloj, adquieren un protagonismo especial.

La historia para Manuel Blanco es una parte más de su escritura pero no la única ni la más importante.

Son sobre todo el elemento mistérico y la acción desenfrenada las claves que definen sus novelas, intentando que el lector se instale desde la primera página en ese viaje sin pausa.

La novela introduce un clásico elemento que da continuidad a la trama: la búsqueda de un pergamino que oculta un secreto. Con este recurso, similar al viejo pergamino del Quijote, o a la novela perdida de ‘El nombre de la Rosa’ – que Manuel sabe dotar de nuevo vigor –el lector se verá trasladado a diversos momentos históricos que giran en torno al mismo y a la fortaleza del Temple.

El escritor ponferradino, conocedor de la historia del Temple, se centra en esos vigilantes dándole protagonismo a «La Orden», llamada «de los nueve sellos». Cómo no recordar aquí las palabras que Juan G. Atienza dedica a la tierra mágica del Bierzo en el capítulo «Los vigilantes» de su obra «La meta secreta de los Templarios»: «[...] los caballeros de la orden se establecieron siempre en lugares desde los cuales podían vigilar determinados hechos insólitos que aún hoy son objeto de misteriosas incógnitas. Son zonas en las que se detectan, desde una antigüedad remota, circunstancias poco explicadas, explosiones místicas irracionales, leyendas de proyección ocultista; lugares donde se localizan comunidades étnicas extrañas y hasta hechos puramente históricos que la razón no puede explicar satisfactoriamente».
Ese es el mérito del escritor ponferradino: saber apreciar esos misterios, redescubrirlos y dotarlos de una trama novelesca que los explique.

Porque donde otros no ven más que piedras y viejas iglesias,Manuel Blanco descubre eimagina una historia, no en un mundo irreal sino en las propias piedras, calles, montañas, castillos e iglesias del Bierzo que quedan, de este modo, revestidas con un nuevo ropaje literario.

Sigue así la tradición de Enrique Gil y Carrasco, gran amante de la tierra del Bierzo y cuya personal geografía acompaña su obra de modo indisoluble. Y es por eso que la obra del escritor ponferradino tiene la valía de hacer de lo común algo extraordinario.

En su segunda novela, «La Tebaida: el discípulo número XIII»(2016) ahonda aún más en las características que he advertido en este artículo. Aparece de nuevo la misteriosa «Orden de los nueve sellos» e introduce nuevos lugares de su peculiar geografía: La Finca de San Blas, la Herencia de Valdés, la Ermita de San Antonio, la Iglesia de Santiago de Peñalba, la Avenida general Vives, el Puente de los faraones, la Biblioteca municipal de Ponferrada... gran acierto el de introducir calles y edificios, aparentemente sin importancia histórica , integrándolos en la trama. Con la presencia de estos lugares, que muchos lectores conocen y han visitado, la novela se hace más cercana y a la vez, la propia obra cambia esas ubicaciones para el lector, alejándolas del realismo haciéndolas aparecer con una nueva imagen más interesante.

La presencia de elementos simbólicos es también una constante en el autor ponferradino. En la simbología cristiana el número 12 gobernado por el 1 es una constante. De ahí que el título de «El discípulo número XIII» adquiera un nuevo significado a los ojos del lector más avezado.Precisamente en la basílica paleocristiana de Marialba, muy cerca del Bierzo están las famosas trece tumbas en el ábside del templo, de trece mártires. Y en León, es muy conocido San Marcelo y sus doce hijos (12+1) todos ellos santos. El templo ideal, de hecho, se construye con 12 ángulos y 12 entrecruzamientos que requieren de un constructor o maestro (12+1)... la numerología es, pues, otra de las claves que están presentes en la obra de Manuel Blanco, que introduce elementos para el lector común y también para el iniciado.
La obra sirve además para iniciar al lector en la historia del eremitismo en El Bierzo y la emulación de la Tebas egipcia, lo que se conoce como Tebaida berciana, aún una gran desconocida.

La recreación de la trama en torno a la iglesia de Santiago de Peñalba y los eremitas San Fructuoso, San Genadio y Santo Toribio, es todo un acierto. Contribuciones como la del escritor ponferradino sirven para dotar a esta desconocida zona del municipio de Ponferrada de una nueva dimensión que seguro llevará a muchos de sus lectores a investigar en esos pueblos, en la cueva de San Genadio, en el Monasterio de San Pedro de Montes...Y quién sabe dónde más. Construir una geografía especial y propia es la tarea de todo escritor. Manuel Blanco Pacios lo está logrando, pues su obra no ha hecho más que empezar. El escritor ponferradino va dejando retazos de esa geografía en su obra como si fueran reliquias, pedazos de alma de esta tierra que él va guardando como en el mito isíaco, luego cristianizado, en el que la esposa del Dios,viajaba buscando y guardando los pedazos de Osiris. Su obra se va ensamblando, conectada a su tierra, poco a poco, como hacían los antiguos constructores, con un mensaje claro de misterio. Habrá que seguir atento, desde laTorre de los Sueños,a su próxima novela, al viaje de peregrinaje que ha empezado y continúa Manuel Blanco.
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