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España en manos del mi Ramón

01/03/2015
 Actualizado a 07/09/2019
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Ya os conté cuando por muertes y otras pijadinas de poca índole dio enllegar a la pedanía de Getino, como tercero de a bordo, Ramón, que nunca había entrado en las quinielas de autoridad, es más, ni había llevado el cirio en ninguna procesión. Pero lo que ocurre pasa. Se reunió el Concejo, uno se había muerto, otro despeñado, un tercero borracho, otro quitándole el silenciador al tubo de escape del 124 TS Turbo... Total, que cuando preguntaron.

- ¿No queda nadie?

- Yo, si valgo.

Y valió:«Ramón, eres de la Junta». (De la de de verdad, entonces la de Castilla y León ni se le había pasado por la quijotera a Martín Villa).

Pues ya está. Bajaron para el bar. La cosa era de celebrar, el vino nunca estuvocaro, un día es un día y a autoridad no se llega siempre. Total, que Ramón se azufró. Bastante, ponle que sin caerse se tambalea y andando se bambolea. Culebreando la ciudad, que dicen donde hay tren.

Eran las cuatro y diez y Ramón no había ido a comer. Bajó Enedina enfoscada y tapada con chal.

- ¿Qué, no se come?¿Ves la hora?

- Calla Nedi, que soy autoridad.

Y la mujer exclamó:«¡Ay España, España!, en manos del mi Ramón». No se sabe si de la emoción, la calor, el vino o que tropezó, Ramón cayó espatarrado, pero como ya había tomado posesión, dijo Julianón:«No lo toquéis, que lo levante el alguacil».

¿Porqué me habré acordado de esto precisamente hoy? ¡Ay España, España!
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