El rescate en montaña se viste de verde

La experiencia de los ‘greiman’ en tierra y la destreza en el aire de la Unidad Aérea permiten resolver alrededor de una treintena de accidentes cada año en su zona de actuación

I. Herrera
09/04/2017
 Actualizado a 19/09/2019
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Las nubes parecen querer recomponerse para seguir descargando nieve, así que, al frente del helicóptero, piloto y copiloto tratan de adelantarse a sus movimientos para esquivarlas. Acaban de recoger en el helipuerto de la base del Greim de Sabero a los tres rescatadores, dos caminan erguidos y el tercero a cuatro patas, es Fax, un perro adiestrado para rescates en avalanchas. Tanteando al viento sobrevuelan la zona desde la que les ha llegado el aviso.

Su objetivo es una mujer que se ha lesionado una pierna cuando hacía una ruta de montaña. Hace frío, desconocen la ubicación exacta de la víctima y la noche amenaza con echarse encima, así que la rapidez de actuación que les proporciona el apoyo de la Unidad Aérea de León es fundamental. Desde el cielo divisan a la alertante. Tanto la zona como las condiciones meteorológicas permiten al piloto, esta vez sí, dejar a los ‘greiman’ junto a la víctima. Sólo con verles llegar la mujer parece ver aliviado su dolor. Se presentan, le preguntan por su estado, su procedencia... y le explican que van a inmovilizarle la pierna para subirla al helicóptero y trasladarla a un centro de salud. Esta vez el rescate ha sido bastante sencillo. La víctima se encontraba en una zona baja donde todavía no había mucha nieve y de fácil acceso. Pero las circunstancias son diferentes en cada rescate, no hay dos iguales. A veces falla el físico, otras no llevamos el material adecuado, las más, nos adentramos en la montaña sin medir nuestras posibilidades y, de vez en cuando, el tiempo se complica de forma inesperada. Sea por la causa que sea, los incidentes y accidentes en la montaña son habituales, y hay que tener en cuenta que no es lo mismo una torcedura de tobillo a pie de acera que a mil kilómetros de altura y en una zona de difícil acceso. De hecho, fue el incremento de las actividades al aire libre allá por la década de los años sesenta lo que justificó la creación de las Unidades de Esquiadores-Escaladores de la Guardia Civil. Su misión: cubrir la demanda creciente de rescates a personas accidentadas o extraviadas en la montaña. Estas unidades son el origen de los actuales Grupos de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) como el que opera desde 1981 en León con base en Sabero. Bajo las prendas de verde corporativo que visten los diez agentes que componen este grupo corre sangre de montañero. Su trabajo está al aire libre, entre macizos, sujeto a las inclemencias meteorológicas y guiados por una vocación de servicio al ciudadano. Para ello conocen su demarcación palmo a palmo. Los sacos de dormir, los mosquetones, las cuerdas o los esquís son sus herramientas de trabajo, y las personas su objetivo. La montaña leonesa es grande, es recóndita y los requerimientos a este grupo suelen estar cargados de urgencia: personas heridas, familias desesperadas, condiciones meteorológicas extremas... Por ello, a menudo precisan del soporte de la Unidad Aérea de León –con base en la Virgen del Camino– que, desde el aire, facilita un punto de vista mucho más amplio y recorta distancias y tiempo.

Ambas unidades de la Benemérita trabajan en perfecta coordinación. El Greim pide y el helicóptero sabe hasta dónde puede dar. Cristóbal, uno de los seis pilotos que, junto con cuatro mecánicos y un administrativo componen la unidad con base en León (son 14 en todo el territorio nacional), expone que a la hora de trabajar en montaña es fundamental analizar en qué situaciones van a hacerlo. Imprescindible a la hora de volar: controlar la distancia con las nubes y evitar la colisión con obstáculos u otras aves. Y cuando hay nieve u otras condiciones climatológicas adversas, evitar las zonas de mala visibilidad y el verse envuelto por las nubes.

«Cada zona es diferente –explica el piloto–, cuando tienes que hacer un rescate y ya has localizado al herido tienes que valorar los factores con los que trabajas, sobre todo el viento, es muy importante; y hay veces que lo intentas de una manera y notas que no, lo intentas de otra y tampoco... hasta que lo logras, o hasta que, como pasa en ocasiones, tienes que decir ‘chicos, hoy no puede ser, os tengo que dejar más arriba o más abajo’, y entran ellos en juego, su físico», pues los ‘greiman’, como se conoce en el argot montañero a los efectivos del Greim, tendrán que continuar por tierra hasta su objetivo.

Es un juego de «sensaciones», sobre todo en las intervenciones en montaña, el piloto siente cómo responde el helicóptero, y «tienes que tratar de ir por delante de lo que pueda pasar, de corrientes, el avance de las nubes...».

La Unidad Aérea de León trabaja a menudo con el Greim, pero no sólo da a poyo a esta unidad, sino que también sirven a labores de prevención de la seguridad ciudadana con las unidades territoriales, a vigilancia medioambiental y prevención de incendios forestales con el Seprona, a la investigación de delitos complejos o que precisen de rápida respuesta con Policía Judicial o al control de grandes eventos y manifestaciones con los GRS.
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