El ‘playoff’ no se juega, se gana

Palpita el corazón, se humedecen los ojos, viaja en el tiempo la memoria. Los aledaños del Mini Estadi son el termómetro de una ciudad. Se declara el estado de optimismo. «Vamos a ganar por dos o tres goles», manifiestan. No importa ni quiénes somos ni de dónde venimos. Veinte, cien, trescientos…llegan a ser incalculables. Madrid, Sevilla, Turín, Hamburgo…¡que más da la distancia!. Avión, autobús, tren… Preguntan por la suerte que han corrido sus hermanos tirados en Villanubla. Ellos están presentes. Reciben a su equipo a golpe de pulmón. Aporrean la chapa. Los jugadores inmortalizan el momento. Ya han marcado el primer gol. Si les faltaba algún aliciente, una mirada al Gol Norte hace el resto. Allí se junta la marea blanca en medio de un trato exquisito. No podía ser de otra manera porque al Mini le sobran asientos libres. La llamada al socio culé se quedó a medias. Su guerra es otra.

Enfrente, juegan un equipo y una ciudad. Hay hambre de gloria, sed de venganza y más argumentos que nunca. Muta la piel la Cultu. Pocas filigranas y mucha pierna. Presión, orden, intensidad y concentración. Un ‘playoff’ se gana, no se juega. La necesaria dosis de suerte empuja el remate de Gallar. De la magia se encarga Toni en otro gol que nos pone al borde del llanto. Un santo se multiplica bajo palos....Elorrieta y Ballesteros se abrazan, Quini no da crédito, Manu piensa en el gran Manolín…Abandonan el estadio entre una masa incendiada. A 700 kilómetros suenan petardos, los bares se vacían, se apagan los transistores…Amanece y no ha sido un sueño. Llega el partido de nuestras vidas.

Protege tus pulmones, calienta las palmas y esconde un pañuelo. Disfruta cuando tu equipo defienda, vibra cuando ataque y, sobre todo, empuja, no desfallezcas. La historia tiene una página en blanco. Busca héroes, héroes de nuestro tiempo, héroes de carne y hueso. ¡Orgullo de mi tierra, bandera de León!