El mundo a sus pies

13/10/2016
 Actualizado a 12/09/2019
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No se quién cuenta la historia (y no lo puedo mirar que estoy en un corro de lucha) de la niña Lucía, que leyó en su infancia un libro a escondidas, durante las noches, con una linterna.

Después la niña Lucía viajó por el mundo, por todo el mundo, persiguiendo los aromas y los recuerdos de aquel libro de aventuras que había leído a escondidas.

Pero jamás volvió a leer el libro de los aromas y las aventuras que siendo una niña había cogido, también a escondidas, de una gran biblioteca, aquel libro en el que recordaba que vivían encerradas todas las aventuras que fue reviviendo día a día, en cada viaje, en cada país.

Que vivían en el libro o que Lucía creía que había leído en las páginas del libro que nunca más volvió a leer.

Los niños son el libro de todas las aventuras, de todas las ingenuidades, de todas las verdades, de la imaginación, de los sueños... Pero no cierran su libro y siguen acudiendo a sus páginas cuando van creciendo, y cada vez que lo releen encuentran que las aventuras no son como las soñaron, que el mundo no es como lo imaginaron, que para ser más alto que quien se te pone delante basta con subirte a una piedra y si es redonda verás que tienes el mundo a tus pies.

Es aquello de «hace un día precioso, verás como viene alguien...».
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