El León de Gaudí

Quizá recuerdes cómo era León hace unos cuantos años pero… ¿y a finales del siglo XIX? No hará falta que te diga lo mucho que han cambiado sus edificios, calles y plazas –hay veces que hasta cuesta reconocerlos–: Ordoño II, Guzmán, el puente de la Estación –que hoy llamamos de los Leones–, la estación del Norte en la calle Astorga, el Arco de la Cárcel, la plaza del Espolón…

Sorprende ‘acercarse’ al León de 1891, a esa pequeña ciudad de alrededor de 15.000 habitantes que empezaba a mirar al futuro: la llegada del ferrocarril en 1863, la restauración y reapertura de la catedral en 1901 o el Plan de Ensanche de 1904 son buenos ejemplos.

O la Casa Botines, claro, Bien de Interés Cultural desde 1969, y que ha sido sede histórica de Caja León –y hoy de la Fundación España-Duero–, aunque sus orígenes fueron muy diferentes… De hecho, no sé si sabes que su nombre se debe al comerciante catalán Joan Homs i Botinàs, que regentaba un negocio que en León se seguirá conociendo como ‘Botines’ aun cuando lo dirijan ya Simón Fernández y Mariano Andrés.

Serán estos quienes, en 1886, decidan trasladar dicho negocio –casa de cambio y almacén de tejidos– de la plaza Mayor a la de San Marcelo, y compren un solar junto al palacio de los Guzmanes al duque de Uceda y a sus dos hermanas. El diseño del edificio –que incluía también viviendas– se lo acabarán encargando al genial arquitecto modernista catalán Antoni Gaudí i Cornet, a quien llegaron con toda seguridad gracias a sus contactos.

Después de varios años de litigios con el Ayuntamiento por la propiedad del terreno, Gaudí firmaba los planos de la neogótica Casa Botines en diciembre de 1891, cuyas obras comienzan al año siguiente –hace, pues, 125– y que se inaugurará el 15 de septiembre de 1893.

Esos planos los puedes ver en la exposición ‘El León de Gaudí’ que se muestra precisamente en Botines, como también un retrato del arquitecto, obra –posiblemente la última– de José Vela Zanetti, o un montón de fotografías que nos ‘acercan’ al León de finales del siglo XIX. Si aún no la has visto, tienes tiempo hasta el viernes. Merece la pena y, además, es gratis, que siempre se agradece…