El helado que antes fue plátano

16/09/2016
 Actualizado a 18/09/2019
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Destaca en la estampa festiva de carpas y muchas paredes de mírame y no me toques el carrito del helado, cuidado, llamativo, moderno a la caza de la antigua usanza...

Es curiosa –o no–la historia de los helados de Coladilla y sus hermanos los yogures, hijos del teatro y las marionetas, del arte y la filosofía. Un día llegaron a esta localidad de la montaña los integrantes de un grupo de teatro en busca de esa quimera de la convivencia, el trabajo en equipo, la creación colectiva, teatro rompedor con música en directo, históricos del inconformismo en busca de nuevos lenguajes, irreductibles irreverentes.

Platanosis se llamaba el invento y Platanosis se llamó el montaje que un día tomó las tablas del histórico Teatro Emperador, también ése era el título del disco que recoge las canciones. Todavía son muchos los que recuerdan a los Zapico, Yuste, Pepe, Kike...

Y de aquella convivencia surgió también la idea de vivir allí de forma diferente, de hacer algo nuevo, de hacer realidad aquello de que una parte importante de todo es puro teatro y puesta en escena. Entre las miradas al biés de algunos lugareños incrédulos fue creciendo una empresa hoy modélica, diferente, a la que no le gusta vender helados sólo por comercio, también importa en viejo y moderno carrito.
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