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El hall transformado

26/10/2016
 Actualizado a 12/09/2019
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Creo que ya te comenté, hace algún tiempo, que me cuesta entender el arte contemporáneo; y eso que el curso pasado lo estudié en una asignatura de un máster. La profesora, María Dolores, y mis compañeras Saray y María lo intentaron y… bueno, algunas cosas, aún; pero otras, sigo siendo incapaz de comprenderlas.

En todo caso, lo que es indiscutible es lo mucho que el arte contemporáneo llama la atención en cualquiera de sus disciplinas. Yo aún le sigo dando vueltas a ‘Cómo explicar los cuadros a una liebre muerta’ de Joseph Beuys…

¿Has pasado en estos días por la facultad de Filosofía y Letras? Supongo que, salvo que estudies allí –o te atraiga especialmente el arte contemporáneo, que todo puede ser–, es poco probable; pero yo, alumno durante doce años –y que aún sigo por allí, para suplicio de Carlos, que no sé cómo me sigue aguantando–, la siento un poco mía, y me dejo caer con cierta frecuencia. Y, de nuevo, el hall de la facultad vuelve a ser protagonista.

Y es que, como cada año, se convierte durante un par de meses en una obra de arte; una iniciativa –El hall transformado– que alcanza con esta su vigésimo tercera edición. Y que tiene mucho mérito, pues no creo yo que haya muchos espacios ajenos al arte que cuenten con proyectos de este tipo, y menos aún de forma estable y durante tantos años.

Fue en 1994 cuando la hoy extinta Asociación de Estudiantes de Historia del Arte de la Universidad de León impulsó por primera vez El hall transformado, de la mano del artista Bruno Marcos. Pero sería el profesor Javier Hernando quien le daría el espaldarazo definitivo, consolidándolo dentro de la programación anual de la facultad; una labor que, tras él, ha continuado el también profesor Roberto Castrillo, hoy al frente del proyecto.

Y, tras una veintena larga de artistas de la talla de Amancio González, Carlos Cuenllas, Moro o el japonés Kiyoshi Yamaoka, la instalación artística corre este año por cuenta de Vegonha Rodríguez, cuya obra, ‘Me pesan las raíces’, estará expuesta hasta el próximo 2 de diciembre; una ocasión propicia –por cierto– para pasear por un ‘bosque’ muy, muy especial. Ya me contarás, ya…
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