El futuro del oso avalado con al menos seis osas y diez crías

Junta y Fundación Oso Pardo destacan la aceptación social de la especie y ultiman un protocolo para hacer frente a la presencia del plantígrado en los núcleos de población

Ical
25/04/2017
 Actualizado a 17/09/2019
Ejemplar de oso cantábrico macho. | ICAL
Ejemplar de oso cantábrico macho. | ICAL
Al menos seis osas y diez crías han sido avistadas durante el año 2016 en la zona oriental de la Cordillera Cantábrica, lo que demuestra la “buena reproducción” y, por tanto, la recuperación de este grupo que era el más amenazado y que estuvo hace décadas al borde de la extinción. También se estima que en el área occidental la población del plantígrado se ha mantenido o incluso incrementado, por lo que el número de ejemplares podría superar los 250 contabilizados en el censo de 2015.

El presidente de la Fundación Oso Parto, Guillermo Palomero, avanzó este martes los datos provisionales del censo de 2016 sobre la población oriental, que ocupa un área entre las provincias de León, Palencia y Cantabria. Los definitivos, que recopilan las tres comunidades -Asturias, Castilla y León y Cantabria- y la entidad se conocerán en julio, previsiblemente, si bien remarcó que es “positivo” la recuperación que a su juicio reflejan datos “claros, contundentes y contrastados”.

En concreto, explicó que el censo de 2015 localizó a 40 osas con 64 crías en la zona occidental, mientras que en la oriental se contabilizaron seis osas con crías, las mismas que en 2015. Se trata de datos “magníficos” para la Fundación ya que como explicó su presidente la población llegó a quedar reducida a dos pequeños núcleos con 60 u 80 ejemplares en la década de los años 80. Entonces, recordó, se declaró al oso especie protegida y en estado crítico, una situación en la que explicó ya no se encuentra, especialmente, por el trabajo en el territorio.

También, Palomero remarcó que el área de distribución del oso cantábrico ha crecido, al habilitarse corredores que comunican a las dos poblaciones -occidental y oriental- que destacó llegaron a estar aisladas, lo que generó problemas de consanguinidad, especialmente en el núcleo más pequeño. Además, subrayó que las zonas intermedias están siendo exploradas por machos jóvenes, que incluso -subrayó- han llegado a cruzar la Autovía del Noroeste (A-6) para descender a zonas del oeste de León, Orense y Zamora.

Por ello, el representante de la Fundación Oso Pardo destacó que la expansión de la población osera estará determinada por la capacidad del territorio para mantener a la especie. Actualmente, aseguró Guillermo Palomero, “caben más osos” ya que explicó que existen zonas “habituales” para este plantígrado que no han sido ocupadas, así como otras, como las intermedias entre las dos poblaciones, que pueden ser colonizadas.

Convivencia

Precisamente, el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, consideró “probada” la recuperación de la especie, que recordó suma unos 250 ejemplares en la Cordillera Cantábrica, quien firmó un convenio con el presidente de la Fundación Oso Pardo que renueva la colaboración que mantiene la Junta con la entidad desde el año 1995. Destacó que uno de los próximos proyectos es rematar un protocolo de actuación ante la presencia de un ejemplar en núcleos de población, que se presentará a las localidades afectadas.

De hecho, el director del Medio Natural, José Ángel Arranz, aseguró que la medida más eficaz para lograr la recuperación de la especie ha sido a su juicio la aceptación social y la erradicación de prácticas, que pese a estar dirigidas a animales como el jabalí, perjudicaban a los osos. Por el contrario, remarcó que ahora se considera un “valor a potenciar”, con interés económico por el turismo que moviliza.

Además, el titular de Fomento y Medio Ambiente destacó que el sistema de seguros para cubrir los daños del lobo a la cabaña ganadera incluirá también al oso para atender los ataques, unos 250 en 2016 en Castilla y León, provocados en colmenas, así como a la ganadería -rebaños y vacuno-. También, Suárez-Quiñones avanzó que su departamento trabaja con las organizaciones profesionales agrarias para modificar la valoración de los perjuicios provocados.

Al respecto, Guillermo Palomero subrayó que el oso siempre ha vivido cerca de las poblaciones, si bien, hace años, acudía con “nocturnidad” y de “puntillas” a coger miel y frutas, si bien señaló que ahora se ha hecho “más familiar” y tolera más la presencia humana.

Colaboración “leal y crítica”

Fomento y Medio Ambiente y la Fundación Oso Pardo renovaron una colaboración que tanto Suárez-Quiñones como Guillermo Palomero consideraron “leal”, pero también “crítica”. El consejero remarcó que la cooperación ha sido “muy fructífera” para llevar a a cabo proyectos, muchos de ellos con financiación europea, como el de corredores, que habilita vías de comunicación para las dos poblaciones, o los estudios genéticos de los ejemplares.

El nuevo acuerdo se marca seis “compromisos” con el objetivo de sumar esfuerzos para elaborar los censos anuales, ya que la Comunidad y la Fundación intercambian datos e información para elaborar esta herramienta que consideró “eficaz, ágil” y exacta. También destacó las labores de educación ambiental de la población que tiene que convivir con el oso, una especie ya considerada “mítica, paradigmática y envidiada”. Además, destacó la revisión del plan de manejo de este animal y la elaboración de un decálogo sobre cómo actuar.

Otro de los ejes que citó Suárez-Quiñones fue la elaboración de estrategias y planes para resolver los problemas derivados de la conflictividad en la convivencia de osos y humanos, la conservación del hábitat y los proyectos Life, a lo que añadió la participación de la Fundación en los órganos consultivos en los que destacó puede ejercer tareas de control y colaboración con la administración autonómica.
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