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El dinero, como las patatas

26/09/2016
 Actualizado a 15/09/2019
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El precio de un tractor un poco decente en la feria de Santa María de Páramo –como en cualquier feria–ronda los 100.000 euros. Como un piso en León, incluso más en muchos casos. "¡Hay que ver lo que valen ya estas máquinas!", le protesto a mi analista de referencia, la tía Erótida. "Lo que cuestan, que no lo valen", me corrige. Razón no le falta y me recuerda que todo obedece a la reglas de la oferta y la demanda, a una cuestión intangible y difícilmente predecible que se basa en los caprichos de los seres humanos. Me ilustra: "Dos sayas de la misma calidad tienen el mismo valor, pero si hay muchos más que quieran la encarnada, alguien sacará tajada por ello". "Por eso" –intervengo yo– "unos vaqueros que se fabrican por 70 pesetas en China cuestan aquí 70 euros". "No sé de lo que me hablas, pero me imagino que sea algo así", me concede.

"Como no nos toque la lotería estamos ‘apañaos’ que diría el ‘ti’ Joaquín", suspiro. "Jugar por necesidad, perder por obligación", me recuerda la tía Erótida, siempre tan ágil, siempre la sentencia en la punta de la lengua. "Y si toca, la mitad se lo lleva Montoro", protesto. "Eso ya es más difícil" –introduce la tía Erótida– "que no es tan fácil decidir hasta que punto tenemos que arrimar el hombro cada uno. No puede ser que estemos todos a sacar y ninguno a meter. Quita y no pon, se jode el montón", concluye. No puedo por menos que darle la razón, pero algo habrá que hacer, menos amnistías y poner el cazo y más hacer país, que al final de eso se trata, que hay mucho patriota cuyo patriotismo acaba en el bolsillo. Tras escucharme serenamente, sin dejar de mirar por el ventanuco del huerto como si de allí proviniera la solución, bastón en ristre, la tía Erótida me manda tomar nota para una posible Proposición No de Ley (PNL): "Que el dinero sea como las patatas, para el año, y que el tenga poco que gaste eso poco, pero el que tenga mucho que también todo lo gaste".
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