El Común admite a trámite dos quejas de 'Sí se puede' al Consistorio de Carracedelo

La concejala por la formación ‘Si se puede’ de Carracedelo, Francisca García ha recibido la notificación, por parte del Procurador del Común, de la admisión a trámite de dos quejas al Ayuntamiento de Carracedelo que lidera el regidor popular, Raúl Valcarce, por dos casos que había denunciado: la irregularidad al imponerle un horario para acceder a la información del Ayuntamiento, y la negativa a que pudiera grabar las sesiones plenarias.

García reconoce que ya se le permite realizar esas grabaciones, que ya ha iniciado en el pleno de diciembre, pero no se ha resuelto la imposibilidad horaria de acceso a documentación «ahora solo puedo realizar mi trabajo de 8 a 9 de la mañana y de 14 a 15 horas», lamenta. Eso ha hecho que la concejala haya decidido replantear de nuevo las denuncias al Procurador del Común y a la Subdelegación de Gobierno, que le solicitó una notificación por escrito del secretario del Consistorio con la justificación de ese horario «pero no me han dado nada por escrito», dice. Las irregularidades han hecho que García contrate a un letrado para denunciar esas irregularidades que, considera, solo quieren dejarla fuera de juego.

La agrupación de electores había denunciado ante el Procurador en septiembre las irregularidades que había denunciado en un pleno que no se permitió grabar. García aseguraba que todas las contrataciones de obras se quedaban en tres empresas exclusivamente , la liderada por Francisco Bello, que se hace con las de mayor cuantía, las que superan los 30.000 euros, la empresa Cymotsa y otra entidad, que desarrolla las obras de menor cuantía.

En aquel pleno, la concejala propuso irónicamente que se nombrara «constructor honorífico de Carracedelo» a Bello, por llevarse esas obras, algo que enfadó al alcalde. Ese proceder, pese a sus denuncias, asegura que ha seguido adelante, aunque, en la siguiente mesa de contratación para emplear una subvención de la Diputación de León de 190.000 euros se presentaron cinco empresas algo que, de inicio, para García era novedoso, puesto que se sumaban dos licitantes a las empresas que recurrentemente consiguen las obras. Pero, considera que fue una estrategia porque «de esas empresas, una de ellas era de reforestación y no contaba con la licencia necesaria para construir y la otra no tenía el capital social requerido».