El cocinero de Algadefe que Manuel Azaña 'robó' a L'Hardy

Epifanio Huerga es un olvidado cocinero leonés de apasionante biografía. Fue el cocinero personal de Azaña, pero el presidente de la República se lo 'robó' al famoso L'Hardy, donde lo conoció

Fulgencio Fernández
23/10/2016
 Actualizado a 16/09/2019
Algadefe hace un siglo. | L.N.C.
Algadefe hace un siglo. | L.N.C.
El cocinero de Azaña se titulaba un libro de Isabelo Herreros que llegó a la redacción de los periódicos hace diez años, también a los de León.
- ¿Porqué nos mandan este libro?
- Será de León el cocinero;aventuro. Y viajando a las páginas del mismo aparece una breve reseña que, exactamente, explica que «el cocinero de Azaña era el leonés Epifanio Huerga», pero nada más, poco más, que había sido «fiel a Azaña hasta el último momento» pues el libro se centraba en su subtítulo:«Ocio y gastronomía en la República»; y que el presidente había conocido al leonés en el famoso restaurante madrileño L’Hardy, en el que Huerga trabajaba y el político comía con mucha frecuencia.

Y, según quien lo cuente, el leonés tuvo el honor de ser llamado por el presidente de la República o, en la otra versión, Azaña se lo robó al presidente a la vista de su buen hacer a los fogones, algo que nadie pone en duda.

Siguiendo en hilo aparece en la prensa asturiana (La Nueva España) un reportaje que ofrece muchos más datos del leonés. Es de Magdalena Bernaldo de Quirós, periodista y descendiente de la noble familia asturiana que lleva ese apellido, con un precioso Palacio en Llanes, y que sabe mucho del leonés pues también trabajó muchos años para los Bernaldo de Quirós y Argüelles, concretamente para la Marquesa de Argüelles. Los primeros datos que ofrece son familiares y lleva su lugar de nacimiento a Algadefe:«Epifanio Huerga, había nacido en Algadafe (León) en 1899. Allí dejó a sus padres, Victoriano y Salvadora, a sus hermanos y emigró a Madrid en busca de un futuro. En la capital conoció a su mujer, Elisa, cuyos padres regentaban una taberna sita en la calle Claudio Coello 41, llamada La Fama. El matrimonio tuvo tres hijas: Manuela, Angelina y Carmen».

Azaña le conoció en L’Hardy y se lo llevó como cocinero, pero estalló la guerraCuenta que el cocinero leonés comenzó a trabajar para la Marquesa de Argüelles siendo muy joven y ante su buen hacer ésta «no dudó en enviarle a estudiar a París, concretamente a la ‘Maison Tournie’ donde perfeccionó su arte culinario y repostero. Finalizados sus estudios, regresó con los marqueses de Argüelles, al palacio de la Huerta de Madrid, casa que había pertenecido al presidente Cánovas del Castillo, autor de la Restauración borbónica en la figura de Alfonso XIII». Es decir, ya se movía aquel chaval que abandonó Algadefe en los llamados ambientes más distinguidos, y «sorprendía con platos que iban desde un magnífico bacalao a la vizcaína al más exquisito plato, como las poulardas a la Neva,o el postre más sublime».

Algunos problemas con otros trabajadores de la Marquesa llevaron a Huerga a aceptar la oferta del restaurante L’Hardy, pues muchos de sus clientes también habían degustado su cocina en el Palacio de la Huerta. Su bacalao a la vizcaína seguía siendo el plato estrella.

Sí recoge el citado libro cómo Epifanio Huerga Fernández pasó a trabajar con Azaña. «Recordaba Huerga otro lejano día de la primavera de 1936, cuando dos altos funcionarios de la Presidencia de la República quisieron felicitarlo después de degustar su famoso bacalao. Dichos funcionarios le transmitieron también la propuesta del presidente Azaña para trabajar como su jefe de cocina. Epifanio, que admiraba a Don Manuel, aceptó la oferta».

Así pasó a ser ‘el cocinero de Azaña’, en tiempos convulsos pues fue fichado en 1936. Un reportaje de su hija Angelina en El País recreaba aquellos días duros, la fidelidad de su padre a Azaña, la posguerra... «Recuerdo el día en que pasé la frontera francesa camino del exilio y la madrugada del 10 de julio de 1940 en que llamaron a la puerta de la casa que habitaba su familia en Pyla Sur Mer y los uniformes de los agentes de la Gestapo, que perseguían como perros de presa al presidente y que se llevaban a cuantos republicanos encontraban a su paso. Entre ellos iba su padre Epifanio, Cipriano Rivas Cherif, cuñado de Azaña, Julián Zugazagoitia, Lluís Companys...».

Huerga fue trasladado a Madrid, a la DGS y de allí a la cárcel de Porlier. Hasta allí acudió un buen día la marquesa de Argüelles para quien Epifanio había trabajado como cocinero y al que tenía gran estima. Sus influencias sirvieron para que en 1942 le dieran la libertad condicional. José María de Areilza, embajador de España en Argentina e íntimo amigo del hijo de la marquesa quiso llevarse a Buenos Aires a un buen jefe de cocina y quien mejor que Epifanio Huerga».

De nuevo la relación con la Marquesa de Argüelles, cuya amistad nunca rompió pues, recuerda la nieta, «cuando viajaba a España solía venir de visita y recordar esos tiempos. Sus recetas las guarda la familia de la marquesa como un preciado tesoro. Pero el 27 de octubre de 1947, la marquesa de Argüelles fallece en un accidente de tráfico en Sevilla, tras haber acudido a la boda de Cayetana Fitz- James Sutuart con Luis Martínez de Irujo. Esta muerte fue un duro revés para Epifanio».

El leonés jamás renegó de ninguna de sus amistades del pasado por duros que vinieran los tiempos. Siguió conservando la relación con Dolores Rivas, la viuda de Azaña, con quien mantenía contacto epistolar y a la que mandaba algunas de sus recetas.

De esta fidelidad habla el historiador Santos Juliá en ‘Vida y tiempo de Azaña’:«Epifanio Huerga fue uno de los pocos integrantes de su servicio que se mantuvieron con él, pues el resto de las 31 personas que le habían acompañado en su primer destierro habían recibido visados para emigrar a América».

En Algadefe aún conserva algo de la familia, una sobrina, pero la vida le había desvinculado de este pueblo al que«sí regresó alguna vez».
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