El conjunto leonés, que muestra su "condena de forma rotunda y el máximo rechazo", critica que la jugada fue objeto "además de una agresión física, de comentarios racistas en su contra", y que "algunas de las personas que acompañaban a la jugadora también fueron agredidas físicamente por los acompañantes de la persona que inició la agresión".
En un comunicado oficial, el Cleba declara que "actitudes como éstas no son para nada aceptables en León, una ciudad reconocida por sus valores de tolerancia, integración, diversidad y aceptación de todos, sea cual sea su origen, sin prejuicios. En este caso la víctima ha sido la jugadora del club, pero podría haber sido cualquiera. No son admisibles comportamientos de este tipo por parte de personas inadaptadas a los tiempos y a la sociedad , y que buscan en motivos raciales, xenófobos u homófobos motivos de agresión a otras personas".
Por su parte el presidente del club, Oscar Andrés, afirmaba que "actos como el ocurrido en la noche del sábado no se pueden permitir en una sociedad que garantiza los derechos fundamentales", haciendo "un llamamiento al máximo respeto a todas las personas independientemente de su nacionalidad, religión, color de piel u orientación sexual".
La versión de la jugadora
La jugadora, que llegó la pasada temporada procedente del Alcobendas, aseguraba a través de las redes sociales que "nunca había sentido el dolor de un puñetazo hasta hoy y nunca lo había sentido sumado a un odio irracional. Nunca me habían insultado por ser mulata".
Además África, que agradece a sus compañeras "no dudar ni un segundo en salir en mi defensa", relata que "tras tocar o empujar sin querer a una chica mientras bailábamos, sin mediar palabra me agarró de los pelos y empezó a pegarme por toda la cabeza".
"Mis compañeras recibieron su parte de hostias", añade la jugadora que critica que "el portero nos echó del lugar a mi grupo y fuera me dijo 'tranquila, que tú ya no vuelves a entrar aquí'. ¿Qué fácil, no? Decirle a la negra que ya no entra más".
"La chica, que no había saciado su ira todavía, al verme otra vez empezó a decirme desde mono hasta puta, yo sólo le dije que ojalá se le curase pronto la enfermedad que sufría, racismo. He sentido vergüenza, asco e impotencia, he aprendido que queda mucho trabajo por hacer y no pienso quedarme de brazos cruzados", concluye la protagonista.