El atrezo está, falta el señor

24/06/2016
 Actualizado a 06/09/2019
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No hay inauguración que se precie -y estamos en la Semana Grande del Corte de las Cintas- que no cuente con un atrezo al uso, por el libro, reglada y medida, tanto en lo humano como en lo divino.

No puede faltar la azafata, educada y uniformada, imperturbable pero sonriente ante la tontería que se le ocurra a cualquiera que se sienta gracioso en la espera. ¿Y la bendición? Por todo lo alto, ahí está el párroco dándole los últimos repasos a una fórmula que contente a la gente de orden que allí se va a congregar:«Padre que amas a los hombres y quieres unirnos en un solo amor: bendice con tu presencia estas instalaciones que hoy inauguramos. Por Jesucristo nuestro Señor». Se toca el bolso interior para comprobar si lleva el hisopo de diseño y rosca con el agua bendita... Todo está en orden por Jesús nuestro Señor.

Ya solo falta la autoridad. Tranquilos, mientras no aparezca un coche con cristales tintados, señores de traje con pinganillos que salen del asiento delantero para abrir una de las puertas traseras... Y se baja el señor, el esperado.

Su Jefe de gabinete le recuerda por última vez la consigna del día y el lugar, que nada más que los micrófonos se le pongan delante suelte la solución para algún sector, las ayudas que se aprobarán cuando gobierne, el compromiso con la tierra...

- No quisiera dejar pasar este momento sin anuciarles que...
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