El brasileño vive uno de sus momento más difíciles desde su llegada a la capital berciana hace ya casi seis años. El que fuera mejor jugador americano de la Liga Adelante la temporada pasada, ha sido relegado a un segundo plano ante el buen momento de un Rubén Sobrino, que no viajará a Las Palmas para evitar una posible recaída tras el pinchazo que sufrió frente al Valladolid.
La baja del manchego abre de nuevo las puertas de titularidad al capitán de la Deportiva, al que se le ha achacado cierta apatía en los partidos en los que ha saltado al terreno de juego desde el banquillo. «Yuri no tiene nada que demostrarme a mí, sino a sí mismo. El fútbol no tiene memoria y tiene que demostrar que está en plenitud y que quiere estarlo», explicó el técnico madrileño, que en ningún momento pone en duda la capacidad del brasileño. «Si el quiere, puede», sentenció.
«No puedo entender por qué un jugador se enfada cuando se le cambia, lo único que tienen que hacer es salir corriendo si el equipo va perdiendo o intentar salir despacio si va ganando»Pero el brasileño no fue el único del que se acordó Manolo Díaz. Tras el carrusel de lesiones que sufrió Pablo Infante durante los meses de diciembre y enero , el míster decidió tomar cartas en el asunto y dosificar al máximo los minutos del extremo burgalés, al que no le gustó nada ser sustituido a veinte minutos del final del partido ante los blanquivioletas. «Tiene que acostumbrarse, no puedo entender por qué un jugador se enfada cuando se le cambia, lo único que tienen que hacer es salir corriendo si el equipo va perdiendo o intentar salir despacio y que pasen los segundos si va ganando», comentó. Todo un aviso a navegantes para erradicar conductas de este tipo en la plantilla.
Ambiente enrarecido
Los problemas surgen incluso en las mejores familias. Si Díaz intentó cortar de raíz los primeros atisbos de indisciplina en la Deportiva, la situación en Las Palmas, tras cinco partidos consecutivos sin ganar, no tiene punto de comparación. Tanto el técnico como la propia plantilla parecen haber agotado rápidamente el crédito que supone haber sido líder de la Liga Adelante duranteveinte jornadas y parecen haber agotado la paciencia de una afición que ya se quedó a las puertas del ascenso la temporada pasada. «La exigencia es buena, pero sin llevarla hasta el límite. Estamos hablando de un equipo que ha ocupado la primera posición casi toda la temporada y que tiene capacidad para recuperarse del bache», afirmó el madrileño, que intentará aprovechar a su favorla división existente entre los futbolistas y público. «Nosotros vamos a jugar nuestro partido. Si el tiempo va pasando, seguimos cero a cero jugando bien y la grada empieza a silbarles, no cabe duda de que para nosotros es una ventaja, es una sensación que viví el año pasado y me fue bien», recordó.