Deportiva 0 - 2 Palencia: 'El Palencia remata a Munitis'

El cántabro anunció su dimisión como técnico de la Deportiva tras una nueva derrota / Los blanquiazules acabaron con nueve

Alejandro Cardenal
19/03/2017
 Actualizado a 12/09/2019
Los jugadores del Palencia celebran el primero gol. | A. CARDENAL
Los jugadores del Palencia celebran el primero gol. | A. CARDENAL
Se acabó la era Munitis. El Palencia remató al técnico cántabro llevándose tres puntos de un Toralín que se ha convertido en un devorador de banquillos.

La derrota (0-2) fue la puntilla a un proyecto que ya venía tocado. Si Manolo Herrero, todavía en el mes de octubre, pagó los platos rotos de un descenso que todavía escocía y un decepcionante arranque de temporada con varapalo en el derbi incluido, Munitis ha sido víctima de sus propios errores y empecinamientos personales, como jugar durante un mes con defensa de cinco, las nulas rotaciones de la Copa Federación o el ostracismo de jugadores como Pastrana; pero también ha cargado con los ajenos.

Y es que con una plantilla descompensada, jugadores llamados a marcar diferencias que lejos de tirar del carro, restan y sin esa dosis de ‘flor’ de los grandes, el cántabro ha terminado por tirar la toalla.

Munitis se convierte en el cuarto entrenador que abandona el conjunto berciano en poco más de un año. Sin contar al tándem Vega-Nistal, el banquillo de la capital berciana se ha convertido en la tumba deportiva de Manolo Díaz, Fabri, Manolo Herrero y ahora el técnico santanderino, que tras un arranque prometedor con tres victorias consecutivas, deja al equipo al filo del precipio; a siete puntos de la cuarta plaza con solo ocho partidos por delante.

El cántabro cumplió su palabra. En sus peores momentos, tras caer ante el Somozas, aseguró que en el momento en el que dejará de confiar en su trabajo o perdiera el crédito de sus jugadores, tanto él como Gonzalo Colsa darían un paso a un lado. Lo hizo este domingo después de un partido en el que los despistes defensivos y el excesos de revoluciones de Chavero convirtieron en misión imposible. Que pase el siguiente.

De la alegría a la frustración


Que lo único que hiciera sonreír este domingo al Toralín ocurriera ante de que el balón echase a rodar es el mejor resumen de la depresión de la que la Deportiva es incapaz de salir.

El día empezaba con buenas noticias. El Pontevedra, tras tres victorias consecutivas, recaía de su ‘Barcodependencia’. El ‘pichichi’ gallego se perdía el choque ante Osasuna B por lesión y el filial navarro lo aprovechaba para dibujar el mejor escenario posible para los blanquiazules, que tenían en su mano acabar la jornada a cuatro puntos del ‘playoff’.
La siguiente alegría llegaba al ver el once. Munitis se jugaba su suerte con dos jugadores de la casa. Si bien la presencia de Adán Gurdiel, tras más de cuatro meses alejado de los terrenos de juegos, era previsible por la sanción de Nacho López, el cántabro sorprendía ratificando su confianza en Javi García.

Con la titularidad del canterano se cerró el grifo. El pitido inicial devolvió al Toralín a la realidad, la de un equipo experto en dejar escapar oportunidades. Y es que ante el Palencia, como ya sucediese en El Sardinero, el peor enemigo no vestía de morado y negro, sino de blanco y azul.

Otro error defensivo comenzó la debacle. Cuando apenas habían transcurrido quince minutos de partido, un saque de esquina botado ‘a priori’ sin malicia se envenenaba fruto de una indecisión en la salida de Dinu y un fallo de marcaje. ¿El resultado? Acoidan, que pasaba por allí, remataba totalmente solo y adelantaba a los palentinos en el marcador.
Pero lo peor estaba por llegar. Dos minutos después del mazazo del tanto morado, Chavero veía la roja directa tras una acción embarullada y obligaba a los bercianos a buscar la remontada con setenta minutos de inferioridad numérica por delante.

El partido pudo quedar visto para sentencia a la media hora. El Palencia, que se movió como pez en el agua en el torbellino en el que se convirtió el encuentro tras la expulsión, redobló su apuesta, plantando una muralla en la frontal del área y dejando a Diego Torres descolgado a la caza de algún contragolpe. El ariete tuvo el segundo en las botas antes del descanso, pero su remate se marcho alto.

La segunda parte fue más de lo mismo. Menudo, sin socios, se cansó de inventar y el partido se convirtió en un bombardeo de la Deportiva desde las bandas con la esperanza de que Pallarés primero, Yuri y Figueroa después, cazaran alguna.

El que sí cazó fue Chuchi. A un cuarto de hora del final, Núñez veía la segunda amarilla en una falta en la fronta del área que el jugador palentino ponía en la escuadra que debía proteger Dinu.

Con el 0-2 y la Ponferradina con nueve, El Toralín vitoreó a los palentinos y abroncó a los suyos, con pañolada final y cánticos generalizados de «directiva dimisión», prólogo de una que sí se dio, la de Pedro Munitis, autoerigido mártir de una causa prácticamente perdida.
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