Según resalta la secretaria provincial de Satse, Ruth Barrientos, muchas de estas pruebas diagnósticas tardan cerca de seis meses en producirse desde que el especialista ordena al paciente que se realice. Prueba de ello son los TAC, las resonancias o las colonoscopias, con retrasos de medio año. Incluso son más en el caso de las ecografías o las primeras consultas en traumatología, que llegan a los nueve meses.
Los TAC, las resonancias o las colonoscopias tienen retrasos de medio año, y las ecografías, nueve meses Otras como las gastroscopias o las broncoscopias tienen una tardanza menor, en torno a los tres meses. Y especialistas como los fisioterapeutas o los otorrinolaringólogos tienen esperas de seis y cuatro meses respectivamente, según detalla la responsable del sindicato de Enfermería.
Eso sí, estos meses de espera se producen cuando no son casos urgentes o preferentes, que entonces se adelantan las pruebas y no hay que esperar por ellas por razones obvias.
El responsable de Sanidad de UGT, Faustino Sánchez, rebaja estas listas de espera a unos dos meses en pruebas como las de radiología o las endoscopias, e incluso de mes y medio para las resonancias magnéticas y los escáneres.
Pero detrás de estos retrasos, que se agudizan en el Hospital del Bierzo al llegar a un año de espera en algunas pruebas según Satse, es consecuencia de los recortes y de la política de la Consejería de Sanidad de no contratar a los profesionales que se necesitan para ofrecer un mejor servicio.Así lo explica Sánchez, quien destaca que «en algunas especialidades no se encuentran suficientes médicos, pero esto no debe ser usado como excusa, porque el propio Sacyl se ha encargado de no fidelizar los residentes cuando terminan su residencia, y se van fuera porque no les ofrecen un mejor contrato».
Los sindicatos denuncian que el Sacyl no fideliza a los residentes y por eso luego no se les contrata Pero otra de las cuestiones básicas es que «no se sacan todas las plazas acreditadas», por lo que solo hay asegurado «entre el 70 y el 80%» de las plantillas de profesionales sanitarios. También resalta el dirigente de UGT que en otras categorías «sí hay suficientes profesionales, como en enfermería o auxiliares, pero no se contratan», por lo que «hay enormes bolsas de trabajadores» que la administración utiliza solo en épocas muy puntuales, como en los periodos vacacionales.
El portavoz de la Plataforma Social en Defensa de la Sanidad Pública, Alberto del Pozo, explica que han tenido «poco éxito» cuando se ha intentado que los propios profesionales den datos reales del número de días que hay que aguardar para ir a un especialista, el paso previo a las pruebas diagnósticas. Porque ahí reside otra de las críticas que desde estos colectivos se hace al Sacyl:que detrás de los datos sobre las listas de espera que con asiduidad ofrece la Consejería de Sanidad, se esconden los varios meses que pasa el paciente desde que acude al médico con un síntoma hasta que es recibido por el anestesista, que es cuando empieza a contar el registro de la Junta.
Un tiempo que puede llegar a ser de cinco meses, desde que el médico de familia deriva al especialista (dos meses), realiza la prueba (otros dos meses) y otro mes más para ser recibido por el anestesista tras verse los resultados.
"Las primeras pruebas tardan un mes, las revisiones más"
El gerente del Hospital de León, Juan Luis Burón, asegura que las cifras que manejan los sindicatos son excesivas, y cifra en torno a un mes lo que tarda un paciente en realizar una prueba diagnóstica en el caso de que sea la primera consulta. «Si son revisiones, se tarda más tiempo, bien porque sean fechas concretas o porque antes hay una segunda consulta», expone el máximo responsable del Complejo Asistencial Universitario de León.
Entre las especialidades en las que se cumple con los requisitos obligatorios destaca las pruebas de digestivo, que suelen ser en un plazo de 30 días, o las colonoscopias, de dos meses aproximadamente.
Donde sí reconoce Burón un problema concreto es en la realización de pruebas de neurología, donde los dos radiólogos que trabajan habitualmente en el Hospital de León «están de baja, por lo que ha habido que contratar a uno nuevo y ha sido difícil encontrarlo», expone el gerente del Complejo. Una situación que se solventará a lo largo de los próximos meses.