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Decisiones de pueblo

20/02/2017
 Actualizado a 19/09/2019
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No voy a negarle que soy de la cuadrilla que le gusta ir un paso por delante de la tropa, siempre con paso firme e intentando pisar sobre seguro pero anteponiendo a veces el carro a los bueyes. Sé que en ocasiones precipitarse tanto sólo lleva a dejar en muy mal lugar a uno meses después, pero en una ciudad es aún más comprometedor.

Me estoy refiriendo a la absolución de la Infanta Cristina en el proceso judicial en que lleva tiempo inmersa y que el año pasado ocasionó la pérdida de todos los honores que La Bañeza le había entregado en los noventa del siglo pasado con motivo del centenario de la concesión del título de ciudad a la entonces villa. Hace un año le recordaba aquí mismo cómo dos décadas atrás aireamos banderas nacionales y pamelas para recibir y nombrar como Hija Adoptiva a Doña Cristina y en 2016 –sin debate y por unanimidad– resolvimos el caso Noós, antes de que se pronunciara la Justicia, despojándola de todo vínculo con nuestra ciudad. Y ahora, que la imputación se ha desbaratado y la acusada no es tan culpable, ¿qué hacemos?

Digo, muchas veces y siempre con todo el cariño, que en La Bañeza llevamos más de un siglo exhibiendo con orgullo lo de ser ‘ciudad’, pero que en excesivas ocasiones –como pienso que fue con la Infanta– hacemos alarde de seguir siendo aquel pueblo en blanco y negro que vemos en las postales antiguas. Quizás, porque como bien reveló don Alfonso el jueves en este mismo espacio para referirse a León… «Érase una sociedad a una boina pegada».
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