Hubo un tiempo, hace dos siglos, en que por primera vez se cambió el concepto de ‘súbditos’ por el de ‘ciudadanos’, una aventura de corto recorrido que apenas duró un año, entre junio de 1813 y mayo de 1814... Todos los detalles, y muchísimos más, los recoge un libro que llevaba años gestándose y que por fin ha visto la luz gracias al Instituto Leonés de Cultura de la Diputación.El diputado de Cultura, Miguel Ángel Fernández, fue este martes el responsable del ‘bautizo’ de la obra, en un acto en el que estuvo acompañado por otros dos colegas profesores, el autor del libro –Manuel Jesús Álvarez–, y el del prólogo –Arsenio García, alcalde de Astorga–.
Pío Gullón (1898): Heridos gravemente me parecen los pueblos, y profundamente desdichados considero a los ciudadanos, cuando a más de olvidar sus tradiciones gloriosas miran con indiferencia al jardín en que juegan sus hijos y el cementerio en que reposan sus padres Fernández contó que, con motivo de la conmemoración en 2012 del 2º Bicentenario de los Sitios de Astorga, Arsenio García Fuertes sugirió a Manuel Jesús Álvarez la idea de escribir un libro que plasmara los hechos acontecidos en aquella época en la ciudad. La Diputación se sumó al proyecto de investigación, pidió que se incluyera un apartado sobre la constitución de la institución provincial y se encargó de la edición y financiación de la obra, que se divide en tres partes.
«Este libro recoge las graves dificultades que hubo que superar para poner en marcha las diputaciones y ayuntamientos y para intentar que funcionaran de una manera eficiente, dando soluciones a los problemas e intereses de sus ciudadanos, que eran muchos», señaló el diputado de Cultura, para quien «entender el pasado puede ayudarnos a mejorar el futuro».
Un obispo desterrado, diputado
«Como toda obra histórica, necesita un esfuerzo de contextualización», advierte el autor del libro, un profesor astorgano que ahora imparte docencia en Asturias. Manuel Jesús Álvarez desgranó ayer algunos de los aspectos más curiosos que recoge su trabajo de investigación. Por ejemplo, que en aquella época las mujeres no tenían derechos como ciudadanas, o que el entonces obispo de Astorga, que estaba desterrado, fue diputado nacional.
En la época en que se crearon las diputaciones provinciales, la Corporación contaba con nueve diputados: ocho, más el presidente, un intendente y un secretario (estos dos últimos, no electivos). Nada que ver con la actualidad, donde hay nada más y nada menos que 25 diputados (de seis grupos políticos diferentes en esta legislatura), más un sinfín de técnicos y funcionarios que desarrollan la labor diaria en el Palacio de los Guzmanes. «También entonces los mandatos duraban cuatro años, aunque los diputados se renovaban cada dos años por mitades», cuenta Álvarez.
Por su parte, el alcalde de Astorga quiso agradecer a la difunta Isabel Carrasco –presidenta de la Diputación en 2012– la publicación de esta obra. «Después de los fastos, lo que queda son los libros», dijo.