Cristóbal Halffter: "En el Bierzo tengo un aislamiento activo donde puedo trabajar"

El compositor madrileño, afincado en Villafranca del Bierzo, estrena en el mes de septiembre su nueva obra, ‘Alucinaciones’, con la Orquesta Sinfónica de Basilea (Suiza). Y en octubre, ‘Contrastes’, con la de Castilla y León

Diana Martínez
23/08/2017
 Actualizado a 17/09/2019
El compositor Cristóbal Halffter, en su residencia de Villafranca del Bierzo. | D.M.
El compositor Cristóbal Halffter, en su residencia de Villafranca del Bierzo. | D.M.
Cristóbal Halffter es una de las figuras más destacadas y reconocidas de la composición musical actual a nivel nacional e internacional. Berciano de adopción, con todo tipo de reconocimientos, de la mano de su esposa Marita Caro, ha encontrado en Villafranca su lugar de trabajo en esta etapa creativa. El músico madrileño estrena tras el verano dos nuevas obras musicales. Una con la Orquesta Sinfónica de Basilea (Suiza) y otra con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León en Valladolid.

- ¿Cómo surge ‘Alucinaciones’, la nueva obra que estrenará en Basilea el 26 de septiembre?

- La orquesta de Basilea me encargó una obra. Yo tuve un tratamiento médico porque me rompí la pelvis jugando al fútbol con mis nietos pequeños. Un medicamento me produjo unas alucinaciones. Fue una noche nada más, pero lo suficiente para que esa alucinación se quedara en mi imaginación. Y cuando pasó todo y me ponía a trabajar en la obra de Basilea, se me venían a la cabeza, entre ellas ‘Les Folies d´Espagne’ de Marin Marais, un compositor francés del siglo XVII. Pensé en una unión de una obra mía exclusiva para la orquesta de Basilea, combinada con Marin Marais. Quise hacer una especie de collage, un divertimento. La gente va a escuchar parte de Marin Marais y al mismo tiempo parte mía y se preguntará de dónde sale todo esto.

- También ha trabajado en otra obra que se estrenará en otoño en España.
- Sí, de hecho la he escrito antes de terminar ‘Alucinaciones’. Se llama ‘Contrastes’ y se estrena en octubre en Valladolid, con la sinfónica de Castilla y León. Y en vez de un homenaje a Cervantes, que ya hice en su día, es un homenaje a su criatura, a Don Quijote, un ser que no ha nacido ni ha muerto, porque no es real, pero es conocido en el mundo entero y es lo que le da la inmortalidad a Cervantes.

- Han sido creadas paralelamente, ¿tienen algo que ver?

- Son completamente distintas de acción y realización, pero al estar escritas por la misma mano, algún parecido tendrán. Un parecido que ni puedo ni quiero evitar, porque si no tendría que ir en contra de mi propia personalidad.

- ¿Cuál es actualmente su método de trabajo, continúa con la disciplina y la rutina de épocas anteriores o en esta etapa la creación tiene que ver más con golpes de inspiración?

- No, no. Es un trabajo constante y rutinario, de todos los días a la misma hora, con una gran disciplina, porque si no, una partitura no se puede escribir. Es mucho trabajo el que se requiere, también planificación y saber lo que quiero. Actualmente estoy en un periodo de rehabilitación porque he tenido algunas cosas de salud. Tengo 87 años y a veces vienen y se hacen presentes. Ahora ya he dicho que no quiero más enfermedades, porque tengo que seguir componiendo y hay tres o cuatro proyectos en los que he empezado a trabajar. El compositor no puede dejar de componer, igual que el escritor no puede dejar de escribir, porque es su vocación. Siempre tiene cosas en la cabeza que decir.

- Echando la vista atrás a su trayectoria, ¿cómo analiza usted mismo la evolución de su obra?

- La evolución no se puede evitar. La personalidad y su evolución surgen en las obras sin que uno quiera, igual que evoluciona el propio cuerpo. Eso es complicado de analizar, es una herencia genética y hay que dejarse llevar, saber en qué consiste y saber lo que quieres. Y a partir de ahí, tener la técnica suficiente para plasmarlo en una partitura y convertirla en una estructura sonora, porque la música es la arquitectura en el tiempo y la arquitectura es la música en el espacio.

- ¿Qué reacciones busca en la gente cuando crea una obra?

- Hay cosas que dedico muy especialmente a personas queridas. Pero en general yo escribo para que la gente escuche una obra de su tiempo con todo el rigor de la tradición histórica.

- ¿Le supone su residencia en el Bierzo algún tipo de inspiración creativa?

- No conocía el Bierzo hasta que conocí a Marita. Yo quería por entonces que nos fuéramos a París, pero la fuerza que se produce cuando se quiere a una persona es tanta que nos llevó a residir en Villafranca. Aquí tengo cosas muy importantes, como es un sitio de refugio, de silencio, de soledad cuando la necesito, pero también de cariño y de gente que me cuida y me da mi espacio. Es un aislamiento vivo y abierto donde puedo trabajar. Es verdad que lo que aquí no tengo es una orquesta sinfónica y los viajes son más largos, porque hay que ir a Madrid, para volar a Europa, que es donde he desarrollado más mi carrera, más que en España. Todo eso queda compensado.

- Nunca ha dejado de recibir premios y reconocimientos. Desde los inicios de su carrera hasta los de la etapa actual. ¿Cómo acoge los que ahora le brindan?

- Eso es una maravilla. El Ayuntamiento de Ponferrada, el de Villafranca, me reconocen, me elogian y me dan una medalla. El Consejo Comarcal me nombra hijo adoptivo y todo eso es muy de agradecer.

- ¿Hace alguna valoración de la situación actual en el mundo de la composición?

- No te podría contestar bien a eso. No analizo demasiado. Sería muy largo de analizar la situación de la música en España y sus problemas. Sólo puedo decirte que dentro de los países europeos, España es el que menos importancia da a la música, tanto en la educación general, como en la específica de los profesionales de este arte.

- Siempre ha sido crítico con el planteamiento en España de la educación cultural y musical, ¿mantiene ese análisis?

- Sí, porque creo que en España padecemos un defecto muy grande en cuanto a educación cultural y musical, pero sobre todo en la educación de la sensibilidad. El Estado español tiene un premio importante, el Premio Cervantes para reconocer la creación literaria. El Premio Velázquez para la pintura, pero no tiene uno igual para la música. La cultura no está muy bien tratada en la educación y dentro de la cultura, la música es la que peor tratada se encuentra. Hay muchas personas en España que nunca ha tenido la ocasión de ir a un concierto. No podemos conformarnos con que la cultura musical sea lo que nos dice la televisión. Eso no es sensibilidad, eso es otra cosa de la que tendríamos mucho que hablar.

- ¿Qué solución plantearía para eso?
- La educación del oído. Enseñar a los niños a valorar el silencio. Cinco minutos callados al día en la escuela. Cinco minutos de silencio al día para reflexionar. Están llenos de ruido siempre, rodeados de ruido y necesitan aprender a oír, porque con tanto ruido no se escucha la belleza del sonido organizado. Las palabras son sonidos organizados, también la música. Pero creo que deben saber que en la música no siempre hace falta una guitarra eléctrica o una señora dando saltos en pantalón corto.
También es importante que las personas mayores escuchen música. Pero nadie piensa en eso. ¿Cómo van a pensar en que la música es necesaria para la completa formación del ser humano, si hay personalidades que dirigen los servicios sociales o cargos en la administración que no reconocen el valor de la cultura, porque nunca han ido a un concierto?
Lo más leído