Corro de Prioro: ‘La Catedral’ ordena a dos obispos

Samuel gana su primer corro y Guti pone un emotivo fin de fiesta luchando la final a Caberín, que ganó junto a Moisés y Tomasuco

Fulgencio Fernández
16/08/2017
 Actualizado a 19/09/2019
Teje levanta a Samu, que muestra la camiseta del fallecido amigo. | DANIEL MARTÍN
Teje levanta a Samu, que muestra la camiseta del fallecido amigo. | DANIEL MARTÍN
Prioro siempre será «la Catedral» porque sólo allí la lucha (los luches, que dicen ellos) es una religión. De lucha se hablaba en la verbena de la noche anterior al corro y allí se decidió que Guti luchara en pesados. De los luches se hablaba en las cenas de fiesta de ayer y de la gesta de Guti, pese a perder la final, se habla con seguridad en la verbena.

Por eso Prioro será siempre la Catedral.

Y en la Catedral, a las nueve de la noche, se celebró ayer una nueva Misa mayor de los luches. En el centro un luchador local, Roberto Gutiérrez, Guti. Frente a él el campeón, Abel Isaí Cabero. No se movía nadie ¿Frío? No era al frío a lo que estaban atentos sino a la final. Los consejos que le llegaban a Guti desde la grada eran de gente que sabe: «Roberto, cuidado con la dedilla». Y Guti, con esa mirada perdida suya procesaba lo que estaba ocurriendo. Que había mandado para el tren de vuelta a casa a Liquete y a Bulnes, que estaba en la final, que enfrente estaba Cabero. Sus 87 kilos frente a los 102. Pero él es de Prioro y estaban en la Catedral de Prioro.

Todo pareció estropearse. En pocos segundos Caberín le dio una entera. Pero había fe en él. Y se agarró con ganas, peleó con fe y se inventó un tranque a pierna cambiada que fulminó a Caberín a tierra. El graderío parecía un resorte pues en este pueblo es donde más público local hay siempre. Todo podía pasar.

Fue tarde de finalistas inéditos: Samuel, Teje, Adri el de la Sobarriba, Guiller González y, sobre todo, GutiSe agarraron. Abel quiso guardar su renta. Guti buscaba huecos y decidió soltarse para buscar a la mano buena otra entera. No pudo. Los últimos segundos eran de ataque de Guti con Caberín guardando la viña de su renta. Si mirabas para el público veías gestos de empujar... Pero sonó la bocina final. Los dos luchadores se abrazaron y la grada le regaló al suyo, a Guti, la ovación más cerrada de la tarde.

No había ganado el corro, pero había logrado algo más importante, que la lucha, que sus luches, siga siendo una religión en Prioro porque en la noche de ayer nadie hablaba de la sanción a Cristiano Ronaldo, en las cenas de Prioro se especula cómo habría podido Guti llevarse aquel corro.

En definitiva, ayer la Catedral cerró la jornada ordenando a un nuevo obispo de la religión de sus luches: Guti.

Y a Caberín que, no lo olvidemos, ganó el corro, le volvió a tocar una difícil papeleta. Nuevamente, como tantas veces le ha pasado, se vio en la tesitura de no tener nada que ganar y mucho que perder. Estaba obligado a ganar pero non era fácil. Con gracia un prioreño, reparando en la circunstancia y por no alejarse del terreno religioso, decía: «Esto es lo que siempre se llamó amara a Dios en tierra de indios». Y Caberín ganó, aunque las conversaciones eran para Guti.

Curiosamente la tarde había comenzado ordenando a otro, un chaval de Cistierna: Samuel Sánchez, campeón en ligeros, 21 años, de Cistierna, primo de Moisés Vega, también alumno. Era su primera victoria en senior y no fue ningún regalo pues antes de meterse en la final debió enviar a coger el tren de regreso, por ejemplo, a Busi y al líder, Ibán Sánchez, El Guerrerín de Barrillos, al que le falseó una mediana como pocos rivales le hacen. No era moco de pavo la empresa y se metió en la final.

La noticia también era el otro finalista, un casi local, Diego Vega, Teje, de Tejerina, el otro pueblo del municipio y, por ello, muy motivado. Con ganas. Había arrancado la tarde con una preciosa mediana «de la casa» a Víctor Palomo y después caminó hacia la final derrotando a Javi Sancho y Manu el de Lillo. Tenía Teje muchas ganas de ganar. Por él, por estar casi en casa y por el amigo fallecido, cuya camiseta, con su nombre, llevaba: Cristian. Y empezó bien, con una entera, pero Samu ayer más bien parecía su primo Moisés. Intratable. Fuerte. Dos enteras le arrancaron una sonrisa franca y merecida, acababa de ganar su primer corro. Incluso sólo había luchado otra final, ente Víctor Llamazares, en ligeros.

Tuvo Samu un gesto final. Tuvieron los dos finalistas. Teje se quitó la camiseta con el nombre de Cristian y éste no se la acertó a poner, con los nervios, pero la elevó al cielo mientras Prioro aplaudía el gesto.
Prioro acababa de ordenar otro nuevo obispo en su Catedral. 

Moisés y Tomasuco, intratables


La tarde comenzó y acabó en la Catedral ordenando dos nuevos obispos, pero en medio mantuvieron su báculo pastoral los dos titulares en medios y semipesados, Moisés Vega y Tomás González, Tomasuco de la Vecilla.

A estas alturas de la Liga (ayer se superaba el ecuador de la misma) ya se hila muy fino y Moisés al llegar a pesarse aparta las hierbas que hay sobre la báscula pues sabe que anda muy justo. Se pasaba «nada», cambió a la camiseta más ligera y a luchar.

Rubo y Víctor el de Valderrueda se vieron a las primeras de cambio y el de Valdorria se fue para casa con una caída fuera de los límites. No dijo nada el chaval. Pocos pitos y la mirada de Agustín Escanciano como diciendo «si me hacen eso a mí» o «si pasa eso en mis tiempos».

Luego Víctor cayó con Moisés, que se fue a la final, y en ella le esperaba otro rival inédito, como en ligeros, Adrián Rodríguez, el chaval de la Sobarriba que también seráobispo de la lucha. Y él lo sabe.

Ante Albertuco, en la semifinal, había dejado una cadrilada que fueron muchos los que entendieron porqué le llaman El Junquín, como buen alumno de su maestro Clemente.

Dio guerra en la final y, en expresión de la grada, fue «una madre de la plaza de Mayo». Se referían a que dio dos medias en las que si aprieta podía haber sacado algo más pero el chaval dice que «no me gusta que me lo hagan y no me gusta hacerlo».Dos enteras de Moisés, sin concesiones, le robaron el sueño.

Y en semipesados las miradas estaban puestas en Rodri. Se le esperaba en modo Perla y se presentó en modo fiesta, cayó ante dos cadriladas de Rodri y Tomasín, arropado por los suyos, dio otro recital en el que fueron cayendo ante su empuje Cristian, el Sansón que ganó a Rodri y otro finalista inédito, el valdeonés Guiller González.

Seguramente fue la Catedral la que creyó que merecía este Obispo.

Bea Riaño repite y Nerea Lorenzo y Edi la acompañan


La femenina abrió la tarde en Prioro, mientras iban llegando los aficionados y la tarde regalaba la mejor temperatura, que después fue enfriando, aunque el alcalde aseguraba que «en Prioro nunca hace frío, si acaso algo de fresco.

Bea Riaño e Isabel Justel volvían a estar solas y por tanto se jugaron la final. Nuevamente se esperaron y respetaron hasta finalizar el combate sin caídas para ser la pelirroja Bea quien se decidió a atacar y se llevó el premio de su segunda victoria consecutiva en su montaña.

Cuatro se dieron cita en medios pues las gemelas García,Paula y Édili apostaron por no enfrentarse y Edi se fue a pesados.
Su hermana Paula, ganadora en Taranilla, se metió en la final con la líder de este peso, Nerea Lorenzo. Desde la grada le decían a Paula que no se atravesara pero ella estaba instruida en no dejar que Nerea armara su letal gocha y lo logró, lo intentó la de León pero la gemela de Puente Almuhey paró el golpe, pero no pudo evitar dos sueltas (la primera atrapada en el cinto hasta perder la fuerza) que anularon una trabajada entera y la victoria fue para la que ahora es más líder.

Pero la alegría para la casa la dio su hermana Édili, que ganó en pesados (también con 4 inscritas) primero con una mediana a Vanesa Presa ‘de lujo’, tanto que Teje se preguntó en alto «¿quién te la habrá enseñado?» y rematando la tarde con otra mediana a la otra Vanessa, la de las dos eses, que le permitió ser ‘la Guti’ de la femenina y ganar en Prioro.
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