Contracrónica Ponferradina - Cultural: 'No era el infierno, si acaso el purgatorio'

Sólo Lydia Valentín puso de acuerdo a las dos aficiones en un choque que ‘El Toralinazo’ convirtó en una tremenda fiesta para los aficionados culturalistas

Jesús Coca Aguilera
27/08/2016
 Actualizado a 14/09/2019
Los aficionados de la Cultural festejan la victoria en las gradas de El Toralín. | DANIEL MARTÍN
Los aficionados de la Cultural festejan la victoria en las gradas de El Toralín. | DANIEL MARTÍN
No es fácil ser seguidor de la Cultural. Ríete tú del ‘papá, por qué somos del Atléti’, con lo que han tenido que pasar ellos. Hace apenas cuatro años, directamente estaban en el infierno. Y mientras el eterno rival, la Ponferradina, más cerca del ‘playoff’ de ascenso a Primera que de los puestos de descenso. Si alguien hubiera dicho entonces que su equipo iba a ganar ayer 1-3 en El Toralín, le hubieran tomado por loco.

Pero es cierto, sucedió. Ver para creer. Y para contar. Los whatssaps de los seguidores que no habían acudido a Ponferrada eran constantes. ¿Pero qué está pasando?, ¿cómo puede ser?, ¿van 0-3, no me engañas?. Pero no, era real. Que se lo digan a los 250 aficionados que acudieron al Toralín, en un día que no olvidarán. Durante más de media hora, solo se les oyó a ellos en un campo donde imperaba el silencio sepulcral.

No era para menos. 13 años llevaban sin ganar en este estadio. Los que no fueran mayores de edad, ni habían nacido o eran unos guajes. Pase lo que pase de aquí a final de temporada, es imposible una alegría mayor a estas alturas de campaña ni una forma mejor de ilusionar a tu afición.

La 'guerra de cánticos' solo cesó para ovacionar de forma unánime a Lydia Valentín cuando hizo el saque de honor
Porque que nadie se engañe, ni mucho menos esto no es un partido más. Quizá quien no sea seguidor de los dos clubes no podrá entenderlo, pero la de Ponferradina y Cultural es una rivalidad irreconciliable. Como Madrid y Barcelona, Sevilla y Betis, Celta y Depor. Y no es malo, siempre que eso no se lleve más allá de lo deportivo como hicieron los cafres de turno antes del partido en una cafetería. Por suerte, fue la anécdota, pues no hubo más incidentesy todo se quedó en los cánticos cruzados, la guerra de pancartas y los insultos.

Sólo una vez se pusieron de acuerdo. Lydia Valentín demostró una vez más que es una ‘supermujer’.Capaz de levantar más de 140 kilos, de sumar tres medallas olímpicas o de poner de acuerdo a los aficionados de Cultural y Ponferradina. Fue la única vez que los seguidores de ambos hicieron lo mismo, ponerse en pie para aplaudir a la haltera berciana, que salió al campo ataviada con la camiseta de la Ponferradina, recibió la insignia de oro del club y realizó el saque de honor.

Ahí se acabó el armisticio y volvieron las hostilidades.Seis minutos tarda en sonar en El Toralínel ‘puto León, puta Cultural’. Con la misma lindeza responden los 250 capitalinos. Sería una constante de principio a fin.

Pero vamos al césped. Sale bien la ‘Cultu’ y en una contra ‘zas’, ‘golazo’ de Gallar. Parece que hay más aficionados culturalistas de los que parecía. Por toda la tribuna ves gente suelta levantarse a celebrarlo. Entre ellos los no convocados, a los que les ha tocado ponerse en plena grada.

Comienzan los ‘chascarrillos’ en la grada. Y claro, le toca hacerlos a quien va ganando. "Yo tampoco haría mucha sangre del colista", comenta uno; "se impacienta El Toralín, esto en 20 minutos son pañuelos",añade otro. Y pañuelos no, pero las dudas sí que se empiezan a notar en la grada y sólo va media hora.

Los minutos pasan y el choque gana ritmo. La arriesgada apuesta de De la Barrera, con tres centrales claramente marcados y dos carrileros, da sus frutos. La pinta de Zuiverloon es tremenda, siempre bien colocado y colocando a los demás, dando patadón cuando lo pide la jugada y sacándola cuando no. La de Colinas, otro debutante, es también extraordinaria. Benja, en su estreno como titular, gana todos los balones divididos.

La Ponferradina intenta apretar, pero la Cultural no le deja. No se echan atrás los de De La Barrera pese al marcador a favor y llega el descanso sin que Leandrohaya tenido que hacer ni una sola intervención.

Al grito de ‘si no sale el equipo, no me voy de aquí’, la afición de la Cultural hizo salir a saludar del vestuario a toda la plantilla
A la grada local no le gusta lo que ve. "No nos hacemos a esta categoría", dice un aficionado, "queda mucho, esto lo levantamos", contesta su amigo más optimista. Una madre y un hijo, una con la camiseta de la Cultural y otro con el de la Ponferradina, dan la imagen bonita a la grada. Pero toca volver a sentarse que esto empieza. Y la crispación empieza a crecer. La gente protesta cuando la Ponferradina devuelve el balón que la Cultural ha tirado fuera para que atendieran a un jugador. Sin embargo, les queda mucho por lo que cabrearse.

Porque un sensacional Gallar pone el 0-2. La afición leonesa no se lo cree. De repente, sólo se les oye a ellos en el estadio. Corean a gritos de ‘oe, oe’ una jugada con multitud de toques de la Cultural. Y empiezan a cantar ‘eo, eo, eo, esto es un chorreo’.Y en mitad de ello, penalti clamoroso para la Cultural. De esos de último defensor que antes del verano era roja. Ahora no, pero sí pena máxima que Benja no perdona.

0-3. Ver para creer. Salvo la esquina del fondo donde se ubica la mayor parte de seguidores culturalistas, reina el silencio sepulcral. Hay aficionados que a media hora para el final se van. Los nervios crecen. Pero Figueroa recorta distancias. Da esperanzas a la grada. Pero duran poco, porque los visitantes consiguen su objetivo, dormir el partido. Los minutos pasan. Y ‘el Toralinazo’ es un hecho. Ni un culturalista se va del campo y, al grito de ‘si no sale el equipo, no me voy de aquí’, hacen que un cuarto de hora después todos los jugadores de la Cultural tengan que salir a saludar. Fiesta total. Y el deseo y la esperanza de que sólo sea la primera de otras mayores . No debía ser el infierno lo de los pasados años, si acaso el purgatorio, porque ahora se vuelve a creer en el cielo. Ayer estuvieron cerca de él.
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