Con el balón y no con un tambor

Por Pablo Campos (Radio León)

16/03/2017
 Actualizado a 14/09/2019
Gallar, durante un encuentro en el Reino. | MAURICIO PEÑA
Gallar, durante un encuentro en el Reino. | MAURICIO PEÑA
La dimensión de un evento deportivo se mide en función del ruido que genera. Y en este punto hay que rendir pleitesía a una afición que ha desbordado todas las previsiones. ¡4000 racinguistas en León!. Es la diferencia entre el sentimiento y la moda. Mientras el Racing se siente como algo propio, la Cultural vive entre el recelo y la apatía de la gran masa. Parece una batalla perdida, aunque está llena la historia de equipos que no necesitaron un apoyo masivo para cambiar el rumbo de su historia. Porque, hasta que se demuestre lo contrario, al fútbol se juega con un balón y no con un tambor.

Oirán y leerán que este es el partido del año, la llave del futuro, pero, pase lo que pase, habrá liga. ¿Acaso el Celta B no se ha ganado el derecho a ser igual de candidato que el dúo cabecero?. El filial está agazapado esperando que los dos grandes se despellejen. No es menos cierto que la Cultural tiene la ocasión ideal de quitarse de encima a un rival directo, de alejarle de manera casi definitiva del primer puesto y de impulsar sus propias ambiciones. Viene de recuperar parte de ellas con un convincente triunfo fuera de casa, volviendo a dominar con el balón, a generar con la acumulación y el talento, a vencer por mérito. Es el camino para ser la verdadera Cultural, más allá de qué equipo esté enfrente.

Frente a frente, dos estilos muy marcados. De la Barrera y Viadero transitan en las antípodas del concepto, aunque buena parte de sus jugadores hablan el mismo idioma: el del ataque. La Cultural no disimula y busca sin cesar la portería contraria. El Racing, a pesar de que cuando se quitó el corsé pasó por encima de su rival en el choque de ida, piensa en la suya como primer mandamiento. La cabra acaba tirando al monte. Respetable de todo punto, como el gusto del consumidor. Añoro su mar y envidio a su afición, pero en el Reino de Gallar se vive mejor.
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