Blanca Sarasúa: "Ahí están muchos leoneses"

La viuda de Ignacio Ipiña afirmó en la inauguración de la muestra ‘El legado de hierro’ en el MSM que en estas obras "están muchos leoneses, muchos de los trabajadores que fueron a trabajar en los Altos Hornos"

Fulgencio Fernández
06/04/2017
 Actualizado a 30/08/2019
La directora general de políticas culturales, Mar Sancho, inauguró la muestra acompañada de la viuda de Ipiña, Blanca Sarasúa, y Roberto Fernández. | F. FERNÁNDEZ
La directora general de políticas culturales, Mar Sancho, inauguró la muestra acompañada de la viuda de Ipiña, Blanca Sarasúa, y Roberto Fernández. | F. FERNÁNDEZ
Todos los ponentes en la inauguración de la muestra ‘Ignacio Ipiña. El legado de hierro’ , este miércoles en el MSM, incidieron en la conexión leonesa de la exposición: Por su temática, tan vinculada a la historia de la vieja ferrería de San Blas que hoy es la sede del museo; por la relación entre la industria que retrata Ipiña y el carbón y el tren del Hullero; y, sobre todo, en palabras de la viuda del pintor, Blanca Sarasúa: «En estos cuadros de Ignacio (Ipiña) está la vida y el trabajo de muchos leoneses, de muchos antepasados vuestros que un día cogieron el tren y fueron a trabajar a los Altos Hornos de Vizcaya porque aunque en los cuadros de Ignacio hay máquinas e industrias éstas no tendrían vida sin los hombres que trabajaron con las máquinas y sacaron adelante las industrias. Eso Ignacio lo tenía muy claro pues era un pintor de lo social».

A la inauguración de esta muestra que ocupa las dos salas del cubo y un ‘rincón negro’ en el que se proyecta un documental sobre Ipiña y su obra  acudieron la directora general de políticas culturales de la Junta, Mar Sancho; la ya citada viuda del pintor, Blanca Sarasúa; y el hermano ‘pequeño’ del artista, Pablo Ipiña, con el director del MSM, Roberto Fernández, como anfitrión.

Mar Sancho también incidió en su breve discurso en la vinculación de León con lo que significa la obra de Ignacio Ipiña. «León y Palencia, fundamentalmente, surtieron los altos hornos vascos no solo de mineral, también de mano de obra, por lo que siempre existió una especial relación entre estas dos tierras». Reconoció que han cambiado los tiempos y que «ya no van obreros desde estas tierras en el Tren Hullero a buscar trabajo en Vizcaya. Sus Altos Hornos duraron hasta hace unas décadas y gente como Ipiña han recogido en sus obras su esencia y dan testimonio de cómo fueron, han perpetuado, cómo dice el título de la exposición, su legado».

La muestra acoge 32 obras centradas en el paisaje industrial de Bilbao por que «Ipiña fue un artista de fuertes convicciones sociales y quiso pintar estos lugares de trabajo de gentes que veían llegar su final cargados de dignidad».

En estos mismos aspectos incidieron su hermano y su viuda. Pablo Ipiña aseguraba que «Ignacio no pintaba cualquier cosa, pero cuando descubría un tema que le llenaba, como estos paisajes industriales, iba y volvía sobre él durante muchos años, los hacía parte de su vida. Recuerdo que en los últimos años pasábamos por un lugar y decía: ‘Estas casas no existían, había una fábrica que tiraron pocos días después de que yo la pintara».

Si viuda cerró su intervención contando una anécdota que ilustra la pasión con la que Ipiña vivió la pintura: «Estaba enfermo en el hospital y un día me dijo: ‘Dame la cámara y levántame la cama todo lo posible’. Lo hice, él tiró unas cuantas fotografías por la ventana y me dijo: ‘Esto lo voy a pintar yo en el estudio’. Pocos días después falleció y lo hizo como vivió, pensando en pintar».

Y su obra está ahora en el MSM.    
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