Barbo, el pez con barbas

Uno de los grandes atractivos de la pesca deportiva es pescar barbos a mosca, pues su potencia y brío no tiene comparación con la de ningún otro pez

Rodrigo Prado Núñez
10/02/2017
 Actualizado a 19/09/2019
Un barbo, junto a una caña de pescar. | R.P.N.
Un barbo, junto a una caña de pescar. | R.P.N.
Si nunca has pescado barbos a mosca, anímate, la primera vez que pesques este bello pez comprobaras su potencia y brío que no tiene comparación con la pesca de ningún otro pez. Pescar barbos a mosca puede ser tan emocionante como pescar truchas, su pesca no está tan masificada como la de los salmónidos y es una de las pocas especies endémicas de nuestro territorio.

Es un pez barbudo, fuerte y esbelto. Presenta cuatro barbillones, uno a cada esquina de la boca y dos por debajo donde tiene alojados los sentidos del gusto y del tacto, los utiliza para buscar la comida entre los sedimentos y la grava del lecho de los ríos.

Con el frío pierden actividad que recuperan en primavera y se activan con el calor y más con el buen tiempo asentado. Cuando freza su voracidad aumenta y es cuando las jornadas de pesca son más productivas, entre abril y junio, también ofrece esta actividad cuando el río crece como consecuencia de fuertes lluvias, típicas tormentas de verano.

Lombriz, gusarapín, ova y maraballo son los principales cebos naturales usados para su pesca, a los que tenemos que sumar los cebos y señuelos comerciales. Es un pez que se puede engañar con cualquier cebo natural, pero es importante que se encuentre presente en su habita y que abundará más o menos dependiendo de la época del año.

Se pesca a tiendo, a corcho, a fondo y a lance ligero con muy buenos resultados, pero donde de verdad se le saca todo su bravura y deportividad es en la pesca a mosca en superficie. Hay que buscarlos en tablas de corrientes más o menos lentas, en remansos, zonas protegidas de la fuerte corriente, entradas de los pozones, raseras de poca profundidad y en las reculas de los embalses. En León abundan en todas las aguas bajas de nuestros ríos y en los embalses.

Últimamente son muchos los pescadores que pescan ciprínidos a mosca. Pero para ello debemos de actuar con mucho tiento y sigilo porque ante cualquier sospecha huirá y perderemos la ocasión de pescarlo. Suele alimentarse en aguas someras, es fácil descubrirlos y así proceder a pescarlos a pez visto. Dando buenos resultados las imitaciones de los escarabajos y los saltamontes de foam. Cuando toma el engaño debemos de clavar con decisión, pero sin violencia para no romper el bajo, tiene una arrancada espectacular, por ello debemos de mantener la línea tensa, pero soltando tanto carrete como nos demande y si es un gran barbo peleará fuerte hasta agotarse.


Fundentes, un veneno para los peces


La sal común (cloruro sódico) es el compuesto más utilizado para deshacer el hielo y la nieve en nuestro país, porque se junta su eficacia con su bajo precio. También se utiliza el cloruro sódico mezclado con el cálcico o humidificado como salmuera para hacer un fundente más rápido y de mejores resultados.

En inviernos de largas heladas y nieves abundantes la cantidad de sal vertido se convierte en veneno para las zonas afectadas. Gran parte de esta contaminación va a parar a los ríos con el perjuicio eminente para los peces y plantas.

La mayoría de estos productos se disuelven en el agua, que es sin duda el disolvente universal, y acaban en los ríos próximos a las vías tratadas con el consiguiente perjuicio para todo el ecosistema, cierto es que la gran mayoría de esta disolución se efectúa con grades deshielos que arrastran otras muchas composiciones que reducen sus efectos negativos. Pero cuanto menos esparzan mejor que mejor, porque no hay duda de que dañan el medioambiente, ya que la sal reduce la capacidad de retención del agua en el suelo, seca las plantas y aumenta la erosión, una vez en el río incrementa la salinidad del agua con grave perjuicio para todos los seres de agua dulce.

Han buscado nuevos fundentes y se sigue investigando con residuos de la industria azucarera o vitivinícola y otros. Algunas alternativas menos dañinas para el medioambiente pueden ser arenas o cenizas que también se presentan como bastante eficaces. La salmuera mezclada con arena, se usa con buenos resultados en Canadá y Estados Unidos. En algunas ciudades europeas está prohibido el empleo de sal para combatir la nieve y el hielo por el impacto negativo en el medio ambiente. Pero de momento, una vez activado el protocolo de acción ante nevadas, en nuestra provincia se siguen esparciendo miles de toneladas de sal todos los inviernos por nuestras calzadas.
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