22/11/2015
 Actualizado a 07/09/2019
Guardar
Ya se metió el frío así que ya puede empezar a temblar Jordi Pujol, porque nos averamos en la barra del bar a calentar a base de fervios de vino blanco caliente, con azúcar, y al tercero empezamos a teorizar y don Jordi no se salva ni aunque crezca de aquí a mañana una cuarta y un dedo más. Que todavía no habían caído ayer más que unas farraspadinas de nieve y ya matizó Sidoro, ahora como cliente.

- Dios es grande;dijo una mujer porque le vino la cosa.

- Y Jordi Pujol pequeño; dijo Sidoro.

Viene esto a cuento de lo tocante a la regla de tres que no falla ni aunque falte uno, es decir, aunque sólo haya dos en el bar:«A más vino, más raciocinio». O lo que es lo mismo, que si hay que cerrar escuelas en los pueblos se cierran... siempre que quede un bar abierto.

Yviene lo de Jordi Pujol a cuento en lo tocante a la capacidad y concernimiento de los gobernantes. Hace falta gente de fiar, que ya lo dijo el pedáneo de Almuzara, exactamente el 11 de octubre de 2001, exactamente un mes después del atentado de las Torres Gemelas. Y concretamente en el baile del Casino que paga la Guardia Civil en honor de la Santísima patrona la Virgen del Pilar.

Cinco y 18 de la mañana. Tesis diversas sobre qué con las gentes del atentado, cómo parar el chorro... es decir, situación válida para hoy y el pedáneo, que sólo escuchaba, al fin habló. «Estados Unidos lo que necesita es un presidente con dos cojones, como lo tiene Almuzara».
Lo más leído