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Aspirantes a algo

12/12/2014
 Actualizado a 07/09/2019
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Desde que Francisco Nicolás no se aparta de los platós de televisión que le dan puerta abierta para decir que fue indispensable para llevar a cabo unos supuestos encargos que, de no ser ciertos, le van a costar muy caro, con cada perla y con cada sonrisa cínica que dedica a las cámaras, cada vez me recuerda más a un par de leoneses que no son padre e hijo pero tienen bastantes más genes en común entre sí que con sus respectivos.
Negociador para el desbloqueo de negocios y transacciones, secretario general de Faes, mediador del Gobierno en procesos territoriales, jefe de Defensa en la Casa Real o un ‘charlie’ del CNI son algunos de los impresionantes títulos que el pequeño Nicolás luce en su currículum y que dejan sin palabras a cualquiera; incluso a los que pueden presumir de algo más que su amiga «la pechotes» (y que conste que este apodo me parece tan gracioso como despectivo).
Nicolás me recuerda mucho a los dos J.M. que no han sido espías del CNI ni pajes reales pero en más de una ocasión cuentan aquello de que «gracias a mis gestiones se hizo la Transición en España tan bien», «mis consejos pesaron mucho para que el santo padre Benedicto renunciará a la silla de Pedro», «la primera llamada que recibió Letizia tras la coronación fue la mía» o «para hablar con Mariano nada más tengo que tocar mi iPhone», entre otras patrañas con las que todo aspirante a algo y agraciado con nada necesita fantasear alguna vez.
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