Alfonso B&W

Arrimar el hombro

24/08/2017
 Actualizado a 13/09/2019
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Nunca he sido partidario de olvidar nuestro pasado. Ver el paraíso redipollejo con un nivel de ocupación del 100% para honrar a San Bartolo siempre es motivo de alegría, pero lo cierto es que apenas dura una semana. Tano, uno de los más veteranos y sabios del lugar, recuerda que hace seis o siete décadas había 42 casas abiertas todo el año. «Lo sabíamos por las entradas que teníamos que espalar cuando nevaba. Nos juntábamos y teníamos que dejar espacio suficiente para poder ir con el burro al molino. Además, nos correspondían 200 metros de la carretera general para que llegase el coche de línea a la zona», rememora mientras nos acompaña en el montaje de la tasca para la fiesta.

Ahora apenas queda una veintena de casas que no cierran cuando se acaban las vacaciones, pero presta ver que al menos se siguen haciendo hacenderas y que estos días nos juntamos todos para mantener vivas nuestras tradiciones.

Y presta porque no está de moda arrimar el hombro. Lo normal en este nuestro país es que cada uno siga su camino y que no nos pongamos de acuerdo para prevenir y hacer frente a los problemas, aunque sí para mostrarnos cariacontecidos cuando ya no tienen solución.

Los gestores de la cosa pública en tierras catalanas, cuyo nivel de estulticia tiende a infinito, han estado más pendientes de colocar urnas que bolardos en las zonas de masiva afluencia de gente. Incluso cuando la sangre estaba ya sobre los adoquines de las Ramblas se han afanado en destacar que Cataluña es una tierra de paz (como si en el resto de España anduviéramos con el fusil a cuestas) y en alabar a un servicio de seguridad autonómico que ha querido trabajar al margen de los estatales y que ha puesto palos en la rueda de una coordinación que podría haber servido para evitar la masacre.

Viendo todo esto, es una pena que ya no necesitemos ir con el burro al molino ni despejar la carretera para viajar en el coche de línea, porque serviría para percatarnos de la importancia que tiene arrimar el hombro.
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