'Antoine'

La inteligencia y la discreción eran cualidades innatas a José Antonio Alonso o ‘Antoine’, que era el apodo por el que todos le conocíamos en aquellos años de la transición democrática en los que cursamos estudios de Derecho en el entonces Colegio Universitario ubicado en la parte trasera de la Colegiata de San Isidoro. Tanto con José Antonio como con José Luis Rodríguez Zapatero tuve un mayor contacto en el segundo curso de la carrera, porque los tres elegimos el turno de tarde, que estaba mucho menos masificado que el de mañana. Recuerdo que José Antonio y José Luis siempre se sentaban juntos y por aquel entonces ya despuntaban como estudiantes y como líderes de aquel reducido grupo que escuchaba con especial atención las enseñanzas de Derecho Constitucional del profesor Manuel B. García Álvarez, uno de esos docentes que hacían posible que quien esto escribe llegara a interesarse por una carrera que paulatinamente fui abandonando para dedicarme a otras actividades más lúdicas, como fundar el Cine Club Universitario en el inicio del tercer curso y en el recién inaugurado campus universitario.

Con toda probabilidad, de no haber seguido mi destino habría abandonado incluso antes los estudios y no habría tenido mayor relación con aquellos dos brillantes estudiantes, ni con José Antonio González Mancebo, ‘Pepe’ para los amigos, ni con Benigno Castro, a cuyo funeral acudió presto José Antonio Alonso y con quien tuve mi último contacto personal con motivo de la presentación en el Parador de San Marcos del libro que Benigno escribió sobre las cárceles leonesas y que se convirtió en un merecido homenaje póstumo a su persona.

Conservo todavía la fotografía que me hizo Mauricio Peña con José Antonio, una persona a la que siempre admiré, aunque no mantuviera una estrecha relación, cuyo paso por la política me ha parecido ejemplar, como ministro de Defensa y de Interior, y cuya salida de la misma tuvo la elegante discreción que ha tenido su paso por la vida.