Anímate, sin miedo

11/01/2017
 Actualizado a 04/09/2019
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Les gusta a los jubilados quedarse mirando a las bicicletas que encuentran aparcadas. Ahora que no tienen obras que llevarse al espíritu de capataz que todo jubilado alberga es un buen sucedáneo que, en la mayoría de los casos, les permite además viajar por los recuerdos y los tiempos en los que la bici era un arma de trabajo muy eficaz, pero también era el transporte favorito para ir y volver de las fiestas de los pueblos de la comarca.

Mira el paisano y reflexiona cómo ha cambiado el mundo, incluso el de las bicicletas. Recuerda aquellas pesadísimas de su época, con un piñón y una catalina, con portabultos y una dinamo para la luz que iba frotando con la rueda delantera y haciendo un ruido que bien parecía un motor, que realmente no tenía pero buena falta le habría hecho para subir aquellas cuestas que conducían a los prados que iban a regar, aquellos caminos hacia las minas al amanecer, aquellos fríos del amanecer mientras los obreros con gorra atravesaban la ciudad camino de las fábricas que en otro tiempo hubo.

Y al mirarlas recuerda aquellos días en los que cambiar el manillar recto por el de cuerno de cabra convertía a la misma vieja bicicleta en ‘bici de carrera’. Así se entiende cómo las mira el paisano.

Anímate, sube. Será un viaje a la nostalgia.
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