Andrea Pozo: "El accidente y lo que vino después me hace relativizar y valorar todo mucho más"

La ex gimnasta internacional recibirá el alta hospitalaria este viernes tras el grave accidente de tráfico que sufrió en enero

L.N.C.
21/06/2017
 Actualizado a 18/09/2019
Andrea Pozo, en una imagen de archivo.
Andrea Pozo, en una imagen de archivo.
Andrea Pozo fue considerada por muchos el relevo de la legendaria Carolina Rodríguez, un talento innato que se retiró con apenas 20 años tras proclamarse campeona de España de conjuntos para dedicarse a formar a las más jóvenes en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de León.

Cuando se desplazaba para dirigir un entrenamiento, un accidente de tráfico dio un giro de 180º a su vida, un revés que ha asumido «como una lección de vida».

«El accidente y todo lo que ha venido después me ha llevado a relativizar y valorarlo todo mucho más», confiesa la ex gimnasta, que en los últimos cinco meses ha vivido una rehabilitación que todavía está lejos de terminar, pero que vivirá un nuevo capítulo tras recibir el alta este viernes.

"Cuando llegué no sabía a ciencia cierta cuál sería la situación final, aunque siempre mantuve la esperanza"

Y es que Andrea asegura no se siente con "derecho a quejarse". Al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo llegó «sin demasiadas certezas sobre el futuro» y poder abandonarlo pudiendo caminar con cierta normalidad a pesar de las lesiones cervicales y espinales que sufrió «es todo un logro».

«Cuando llegué no sabía a ciencia cierta cuál sería la situación final, aunque siempre mantuve la esperanza, porque los primeros síntomas -mantuvo cierta movilidad en las extremidades- me hacían ser optimista», recuerda.

Su fortaleza mental fue clave en un proceso que no estuvo exento de sobresaltos. Tuvo que ser de nuevo intervenida quirúrgicamente para fijar la zona cervical -desde la C3 a la C7- por su parte posterior y una infección la obligó a pasar otras tres veces por el quirófano.

Por ello, solo a partir de mayo pudo retomar su actividad habitual de rehabilitación que, al igual que otros pacientes del centro, conlleva un duro trabajo de mañana y tarde entre el gimnasio y otra serie de terapias, alguna de ellas ocupacionales y de ocio.

La ex gimnasta es consciente de que «nada será igual a partir de ahora», pero se siente «muy afortunada y privilegiada» por los pasos que ya ha recorrido en su recuperación.

«Ha sido un camino duro, pero bonito en cierta medida. Aunque quizá no se entienda, ayuda el ver que otras personas, por desgracia, están en una situación más comprometida y que luchan sin desmayo. Han sido una inspiración», añade.
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