Fui hacia el baño y lo colgué con una percha en la barra que sujeta la cortina de la bañera. A continuación me giré hacia la ducha, la encendí y puse un caldero debajo para no desperdiciar el agua hasta que calentara; fui a la habitación y abrí el cajón donde guardo los pijamas. «Un pijama calentito, tras una ducha calentita», pensé mientras rebuscaba en el cajón mi pijama de invierno, pero me di cuenta de algo. Al final del cajón, como en un doble fondo, escondido en él, se hallaba un diario con apariencia antigua.
Llevaba meses en esta habitación abriendo todos los días ese cajón y no me había percatado nunca. Sostuve unos segundos el diario en mis manos; mientras tanto me di cuenta de que la ducha seguía abierta y fui a cerrarla. Volví a coger el diario y me quedé observando la parte delantera hasta que me decidí a ver que había en el interior, con el sentimiento de asomarme a algo: «Londres, 1950...». Comencé a leerlo como si tuviera solo esa tarde para acabarlo; en él contaba la historia de Rebeca, una chica española que se fue a vivir a Londres al terminar su carrera. En el libro que no me pertenecía estaban escritas sus vivencias, sus penas, sus pensamientos más profundos, hablaba sobre el grupo de mujeres que conoció en aquella residencia donde vivía yo actualmente.
Decidí guardarlo otra vez en el doble fondo del cajón donde lo encontré y seguir leyéndolo mañana; tenía que ducharme y descansar lo suficiente para otro duro día de universidad; y así lo hice.
Al día siguiente después de comer me acordé del diario y me dispuse a continuar leyéndolo; abrí el cajón y miré tras el doble fondo y, para mi sorpresa, no había nada. Busqué por la habitación, por debajo del cajón por si se había caído, pero no había ni rastro de él; había desaparecido...
Claudia Sánchez Fernández tiene de 18 años (Santas Martas), cursa 2º de Bachillerato en el IES Giner de los Ríos y quedó finalista en la Categoría B (Bachillerato y Formación Profesional).
La ilustradora
Carmen Gómez Ordás es una pintora leonesa afincada en Villablino cuya obra, que transcurre por la utilización de técnicas diversas, ha podido verse a lo largo de toda la provincia tanto en exposiciones individuales como participando de muestras colectivas. Es una de las artistas que ha formado parte del homenaje artístico primero a Concha Espina y luego a Josefina Aldecoa y colabora por segundo año consecutivo en la dotación de premios para este concurso con sendas ilustraciones realizadas para la ocasión.